Lugares que no te puedes perder si visitas el Lago Constanza



Al sur de Alemania, entre la atrayente Selva Negra y la rica región de Baviera se encuentra el lago Bodensee o lago Constanza, en referencia a la localidad más grande de todas las que están a su orilla. Con forma alargada, cuenta con una longitud de unos 80 kilómetros y una anchura escasa que permite divisar la otra orilla durante casi todo el recorrido, salvable por alguno de los ferrys que lo cruza a diario en apenas 20 minutos. Un pequeño espacio fronterizo con Suiza y Austria que encierra parajes de sorprendente belleza. Pese a lo manejable de su tamaño no es poca cosa, ya que es el lago más grande de Alemania. Decidimos dedicarle un par de días de nuestra ruta y aquí os dejamos un esbozo de porqué pensamos que no nos equivocamos. Si quieres saber qué pueblos visitar en el lago Constanza y cuáles son sus mejores rincones, esto te interesa.

Gran parte de los lugares más interesantes para visitar de este lago están en la costa alemana, pero también hay varios kilómetros que pertenecen a Suiza e incluso una pequeña franja, en la que destaca la ciudad de Bregenz, está en Austria. De hecho una parte de la ciudad de Constanza está en Suiza y otra en Alemania, aunque de nuevo aquí lo más interesante está en la zona alemana. Para llegar desde España el aeropuerto más cercano es el de Zurich, que está a menos de una hora. En Alemania Stuttgart, Munich y los pequeños aeropuertos de Memmingen y Baden-Baden, que también tienen conexiones con ciudades españolas, son los más próximos. Estos son, en nuestra opinión, los cinco lugares que debes visitar en el lago Constanza. Hay muchas más cosas opcionales, pero estos son imperdibles, en nuestra opinión.


1-      CONSTANZA

Al ser ciudad fronteriza con Suiza, Constanza no fue bombardeada durante la segunda guerra mundial, por lo que nuestra primera recomendación es que te sumerjas en su casco histórico, perfectamente conservado. Hay varias puertas de entrada, las llamadas schnetztor que nos hablan de una ciudad amurallada.


En el interior lo más recomendable es perderse por sus calles peatonales y sus plazas. No es difícil de recorrer y disfrutaremos con su arquitectura ya que hay muchos edificios medievales con más de cinco siglos de historia que nos ofrecen una imagen realmente pintoresca. Nosotros comenzamos a recorrer la Hussenstrasse, repleta de tiendas.


Al final del recorrido, al norte, llegaremos a la Catedral de Nuestra Señora, de la que ya os hablamos en otro post sobre catedrales.  Se ubica en una plaza que supone un auténtico remanso de paz.


Constanza se acerca a los 100.000 habitantes y es una ciudad con un clima muy peculiar que, junto a su privilegiada ubicación, le sirve para ser lugar de vacaciones habitual en Alemania.


Antes de abandonar el casco antiguo te recomendamos una última parada en la Kaiserbrunnen o “Fuente del Emperador”, en una encrucijada de calles, rodeada de museos y siempre repleta de público. Esta fuente cuenta con numerosas esculturas, entre ellas el popular pavo real de varias cabezas que simboliza la iglesia regida por tres papas a la vez.

    
La estación de tren está junto al lago, a apenas unos metros de todos los lugares de interés y a sus puertas tienes la oficina de turismo. También allí encontrarás el acuario Sea Life y bastante más al norte, como escondida, está la pequeña isla de Mainau, un precioso jardín que está repleto de flores todo el año.  Por supuesto no podemos olvidar a la Constanza abierta a su lago. La zona del puerto es de las más interesantes. Al final del muelle en el que desembarcan los barcos recreativos con destino a diferentes lugares se encuentra uno de los símbolos de la ciudad. Se trata de la estatua Imperia, relativamente moderna, ya que data de 1993. Una cortesana voluptuosa sostiene en sus manos a dos hombrecillos desnudos. Uno tiene un globo imperial y otro una tiara papal. La estatua permanece sobre una base giratoria que completa un círculo cada cuatro minutos. Basta con esperar para verla desde todos los puntos de vista.


Y es que Constanza es una ciudad de larga tradición religiosa. Aquí se celebró un Concilio entre 1414 y 1418 para reestructurar la iglesia católica. Un concilio que, por ejemplo, condenó a morir en la hoguera por hereje al reformador checo Jan Hus, que nos viene a la cabeza porque cuenta con una magnífica escultura en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga de la que os hablamos aquí. Pues resulta que sus cenizas están esparcidas por el río Rin, que tendrás que cruzar si quieres visitar la zona más al norte de Constanza. Las vistas de la ciudad desde el puerto son altamente recomendables y apaciguan nuestra espera si vamos a coger un barco. Ojo, si llevamos coche y nuestro destino es Meersburg, el ferry no se coge aquí, sino más al norte, al final de la Schiffstrasse.


2-      MEERSBURG

Empezaremos diciendo que a nosotros ha sido el lugar que más nos ha sorprendido para bien, quizá porque no conocíamos mucho. Constanza está en la orilla sur del lago y todos los demás lugares de los que os hablamos en la orilla norte. La mejor manera para recorrerlo todo es en coche y si queréis dar una escapada turística a Constanza os recomendamos el ferry que podéis coger con coche desde Meersburg, o también el barco desde Friedrichshafen. Nosotros lo hicimos de las dos maneras, en ferry desde Meersburg y rodeando todo el lago en coche. Los pueblos de la costa suiza son todo tranquilidad y muchísimo menos turísticos, sin apenas lugares que visitar, aunque por supuesto con vistas geniales al lago. Pero centrémonos en Meersburg.


Meersburg parece un poco de mentira. Su calculada perfección invita a pensar en una ciudad de cuento o un decorado de parque temático, pero es real, muy real. Está dominada por su castillo, el Altes Schloss o “Castillo Viejo” que comenzó a construirse en el siglo VII, lo que lo convierte en el más antiguo de toda Alemania.


Se puede visitar a diario. Lo difícil es salvar la empinada cuesta que lo separa del lago. Aquí residieron los príncipes obispos de Constanza. Pese a que la ciudad tiene apenas 6.000 habitantes, sí, tiene otro casillo, el Neues Schloss o “Castillo Nuevo”, erigido precisamente por los príncipes obispos de Constanza ya en el siglo XVIII y muy distinto al antiguo. Es de estilo barroco y cuesta confundirlo gracias a sus característicos tonos pastel. Está también en la zona alta de la ciudad.


En la zona alta, además de los castillos os recomendamos encarecidamente la casi anexa Marktplatz o Plaza del Mercado, que cuenta con algunos de los hoteles más románticos y fotografiados del municipio.


Si aquí tenemos el castillo más antiguo del país, también aquí está el hotel más antiguo y sus vistosos edificios medievales llenos de color hacen que disfrutemos al máximo de nuestro recorrido. Podemos descender hacia la zona baja, la que está pegada al lago, a través de la Steigtrasse. Ya a ras de lago debemos cruzar la Understadttor, la puerta de entrada desde lo que era la antigua fortificación de la ciudad.


Frente a nosotros se encuentra la calle Unterstadtstrasse, una de las más turísticas y hermosas de la ciudad. Está llena de restaurantes y terrazas que se abarrotan en verano. También hay tiendas de antigüedades y multitud de negocios. Además a un lado está el lago y al otro la zona alta que se divisa desde muchos puntos. Si hemos empezado aludiendo a su calculada perfección, nos referíamos también a esto.


3-      FRIEDRICHSHAFEN

El encanto de esta ciudad de unos 60.000 habitantes, que está en el centro del lago, es completamente diferente al del resto. Friedrichshafen es industrial, pero tiene una bonita orilla con el lago, muy comercial y animada, repleta de cafés. No obstante su principal atractivo es, sin duda alguna, el museo del Zeppelin. Hay uno en Meersburg, pero el que necesitas conocer está aquí.


El museo está también junto al lago. El conde Ferndinand Von Zeppelin, que nació en Constanza, instaló sus talleres aquí. Nosotros no llegamos a entrar por falta de tiempo, pero su interior parece apetecible. La ciudad respira en torno a los dirigibles y eso se nota en cada paso. Un obelisco, una fuente, hasta la universidad recibe el nombre de Zeppelin. La zona que rodea al museo es fantástica para pasear y cuenta con algunos edificios muy modernos. Cerca está la plaza del ayuntamiento en la que contrastan las fachadas modernas con la de la iglesia de San Nicolás.


La Seestrasse, una especie de paseo marítimo junto al lago, es uno de los orgullos locales. Muy agradable de pasear y nos deja a la entrada del Stadgarten, un gran parque que cuenta con su propio chorro de agua hacia el lago, estilo “Jet D’eau” y que nos permite divisar al fondo la esbelta figura de las torres de la Schlosskirche, una iglesia evangélica que es otra de las visitas obligadas de la ciudad.


4-      LINDAU

Cuando hablamos de Lindau, más que a la ciudad, nos referimos a la pequeña isla que concentra prácticamente todos sus encantos. Hay un puente que permite acceder a la isla en coche y después dos aparcamientos te permiten olvidarte de algo que no necesitarás, porque el tamaño es perfecto para disfrutar a pie. El otro puente que la une con la civilización es para el tren, que también llega aquí. Pese a estar algo alejada del resto de poblaciones, nosotros establecimos aquí nuestro campo de operaciones, en un hotel dentro de la isla, sin duda perfecto.


Como puedes ver el elemento más característico de Lindau es la torre faro, que data del siglo XIX y que es un bellezón y la escultura del León de Baviera que conviven enfrentados a la entrada del puerto. La verdad es que debe ser un privilegio poder pasar por allí con un barco. Un tranquilo paseo por el puerto nos permitirá tener un montón de perspectivas diferentes.


Si caminamos entre los barcos también podremos tener una panorámica privilegiada de la ciudad. A la orilla están los hoteles más caros y prestigiosos, por supuesto con unas vistas envidiables y muy cerca de la plaza Alfred Nobel. Y es que esta ciudad celebra anualmente unas jornadas de encuentro de científicos con Premios Nobel que le han dado mucho nombre.


Del completo puerto hay que destacar también la Mangturm tower, una edificación defensiva de unos 20 metros de altura que en su día también fue usada como faro hasta la construcción del actual. Hoy no le falta trabajo como imán de turistas.


El puerto de Lindau es así, sencillamente deslumbrante, pero no debemos perder la ocasión para perdernos por sus calles. Nosotros estuvimos a principios de septiembre y aún así la tranquilidad se apoderaba al atardacer de la ciudad. Un par de calles principales la atraviesan, la Ludwigstrasse y sobre todo la Maximilianstrasse abarrotadas de tiendas, cafés y hoteles. El antiguo ayuntamiento, en el centro de la isla, tiene una peculiar fachada que no puedes perderte. Pero aquí también hay museos, iglesias y pequeñas plazas que aderezan el recorrido. Por ejemplo, esta de aquí abajo es St. Stephan, en la Marktplatz


Esta plaza es uno de los lugares más recomendables fuera del puerto, ya que cuenta con una bonita estatua a Neptuno en el centro y el Stadtmuseum de la ciudad de Lindau, al igual que el ayuntamiento, otra de las fachadas más características de todo el municipio.

 
Recorrer la isla no es nada complicado y alojarse en su interior te traslada a un país de cuento de hadas. Hay mucha oferta allí y no suele ser especialmente barata, pero merece la pena. Por si os sirve nosotros nos alojamos en el hotel Engel, que no está en primera línea de lago, pero sí muy cercano a la Maximiliamstrasse, la calle principal. Es muy coqueto y en su restaurante puedes cenar exquisitos platos bávaros en mesas compartidas, una experiencia que nos resultó muy divertida. Aquí están los detalles de nuestra ruta completa

5-      LA BASÍLICA DE BIRNAU

Volvemos sobre nuestros pasos, porque si llegas a la zona desde la Selva Negra lo primero con lo que te vas a encontrar es esta basílica. Un edificio rococó del siglo XVIII que merece mucho la pena. El rosa de su gran fachada seguro que te recuerda al del castillo de Meersburg. Este es un lugar de peregrinación, ya que al parecer se cita en escritos del siglo XIII, aunque como hemos dicho la actual basílica es de construcción más tardía.


Que está muy enfocada a turistas, no se puede negar. Cuenta con un espacioso parking para coches y se puede visitar el interior, aunque, por supuesto con toda su belleza, no deja de ser un edificio religioso más. Eso significa que también te puedes conformar con las vistas, porque vistas hay para regalar. Es otro de esos lugares junto al lago que no se te puede escapar. Junto a la basílica hay un camping y muchos viñedos.


Un detalle imposible de olvidar y de no citar. Como toda atracción turística que se precie tiene una tienda de souvenirs que está fuera, junto al aparcamiento. En ella encontramos miel de Málaga (no entendemos muy bien la relación) y crema de manos de la misma marca que la que venden en Mercadona. Eso sí, aquí no estaba a un euro, sino a seis. Si te la llevas de casa sale algo más asequible.


En nuestra opinión estas cinco paradas son indispensables en una región que deberías plantearte conocer si no has estado todavía, porque es fantástica. Además está rodeada por lugares interesantísimos, así que si no es tu destino final, seguro que te las puedes arreglar para que al menos sea una parada. En nuestro caso ya te contamos nuestra ruta detallada con distancias y alojamientos en este otro post. Y en nuestra página de rutas vamos actualizando nuestros recorridos por Alemania, ya puedes ver algunos.

Ya sabes que puedes pinchar en cada foto para hacerla más grande y que quizá no nos den un premio fotográfico, pero todas son nuestras, así que sea mucho o poco, lo que te contamos es porque realmente lo hemos vivido. Y como siempre abajo te dejamos algunos enlaces que te pueden resultar de interés.




















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