Al sur de Alemania, entre la atrayente Selva Negra y la
rica región de Baviera se encuentra el lago Bodensee o lago Constanza, en
referencia a la localidad más grande de todas las que están a su orilla. Con
forma alargada, cuenta con una longitud de unos 80 kilómetros y una anchura
escasa que permite divisar la otra orilla durante casi todo el recorrido, salvable
por alguno de los ferrys que lo cruza a diario en apenas 20 minutos. Un pequeño
espacio fronterizo con Suiza y Austria que encierra parajes de sorprendente
belleza. Pese a lo manejable de su tamaño no es poca cosa, ya que es el lago
más grande de Alemania. Decidimos dedicarle un par de días de nuestra ruta y
aquí os dejamos un esbozo de porqué pensamos que no nos equivocamos. Si quieres
saber qué pueblos visitar en el lago Constanza y cuáles son sus mejores
rincones, esto te interesa.
1- CONSTANZA
Al ser ciudad fronteriza con Suiza, Constanza no fue
bombardeada durante la segunda guerra mundial, por lo que nuestra primera
recomendación es que te sumerjas en su casco histórico, perfectamente
conservado. Hay varias puertas de entrada, las llamadas schnetztor que nos hablan de una ciudad amurallada.
En el interior lo más recomendable es perderse por sus
calles peatonales y sus plazas. No es difícil de recorrer y disfrutaremos con
su arquitectura ya que hay muchos edificios medievales con más de cinco siglos
de historia que nos ofrecen una imagen realmente pintoresca. Nosotros
comenzamos a recorrer la Hussenstrasse,
repleta de tiendas.
Al final del recorrido, al norte, llegaremos a la
Catedral de Nuestra Señora, de la que ya os hablamos en otro post sobre catedrales. Se ubica en una plaza que supone un auténtico
remanso de paz.
Constanza se acerca a los 100.000 habitantes y es una
ciudad con un clima muy peculiar que, junto a su privilegiada ubicación, le
sirve para ser lugar de vacaciones habitual en Alemania.
Antes de abandonar el casco antiguo te recomendamos una
última parada en la Kaiserbrunnen o
“Fuente del Emperador”, en una encrucijada de calles, rodeada de museos y
siempre repleta de público. Esta fuente cuenta con numerosas esculturas, entre
ellas el popular pavo real de varias cabezas que simboliza la iglesia regida
por tres papas a la vez.
La estación de tren está junto al lago, a apenas unos
metros de todos los lugares de interés y a sus puertas tienes la oficina de
turismo. También allí encontrarás el acuario Sea Life y bastante más al norte,
como escondida, está la pequeña isla de Mainau, un precioso jardín que está
repleto de flores todo el año. Por
supuesto no podemos olvidar a la Constanza abierta a su lago. La zona del
puerto es de las más interesantes. Al final del muelle en el que desembarcan
los barcos recreativos con destino a diferentes lugares se encuentra uno de los
símbolos de la ciudad. Se trata de la estatua Imperia, relativamente moderna, ya que data de 1993. Una cortesana
voluptuosa sostiene en sus manos a dos hombrecillos desnudos. Uno tiene un
globo imperial y otro una tiara papal. La estatua permanece sobre una base
giratoria que completa un círculo cada cuatro minutos. Basta con esperar para
verla desde todos los puntos de vista.
Y es que Constanza es una ciudad de larga tradición
religiosa. Aquí se celebró un Concilio entre 1414 y 1418 para reestructurar la
iglesia católica. Un concilio que, por ejemplo, condenó a morir en la hoguera
por hereje al reformador checo Jan Hus, que nos viene a la cabeza porque cuenta
con una magnífica escultura en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga de la que
os hablamos aquí.
Pues resulta que sus cenizas están esparcidas por el río Rin, que tendrás que
cruzar si quieres visitar la zona más al norte de Constanza. Las vistas de la
ciudad desde el puerto son altamente recomendables y apaciguan nuestra espera
si vamos a coger un barco. Ojo, si llevamos coche y nuestro destino es
Meersburg, el ferry no se coge aquí, sino más al norte, al final de la Schiffstrasse.
2- MEERSBURG
Empezaremos diciendo que a nosotros ha sido el lugar que
más nos ha sorprendido para bien, quizá porque no conocíamos mucho. Constanza está en la
orilla sur del lago y todos los demás lugares de los que os hablamos en la
orilla norte. La mejor manera para recorrerlo todo es en coche y si queréis dar
una escapada turística a Constanza os recomendamos el ferry que podéis coger
con coche desde Meersburg, o también el barco desde Friedrichshafen. Nosotros
lo hicimos de las dos maneras, en ferry desde Meersburg y rodeando todo el lago
en coche. Los pueblos de la costa suiza son todo tranquilidad y muchísimo menos
turísticos, sin apenas lugares que visitar, aunque por supuesto con vistas
geniales al lago. Pero centrémonos en Meersburg.
Meersburg parece un poco de mentira. Su calculada
perfección invita a pensar en una ciudad de cuento o un decorado de parque
temático, pero es real, muy real. Está dominada por su castillo, el Altes Schloss o “Castillo Viejo” que
comenzó a construirse en el siglo VII, lo que lo convierte en el más antiguo de
toda Alemania.
Se puede visitar a diario. Lo difícil es salvar la
empinada cuesta que lo separa del lago. Aquí residieron los príncipes obispos
de Constanza. Pese a que la ciudad tiene apenas 6.000 habitantes, sí, tiene
otro casillo, el Neues Schloss o
“Castillo Nuevo”, erigido precisamente por los príncipes obispos de Constanza
ya en el siglo XVIII y muy distinto al antiguo. Es de estilo barroco y cuesta
confundirlo gracias a sus característicos tonos pastel. Está también en la zona
alta de la ciudad.
En la zona alta, además de los castillos os recomendamos
encarecidamente la casi anexa Marktplatz
o Plaza del Mercado, que cuenta con algunos de los hoteles más románticos y
fotografiados del municipio.
Si aquí tenemos el castillo más antiguo del país, también
aquí está el hotel más antiguo y sus vistosos edificios medievales llenos de
color hacen que disfrutemos al máximo de nuestro recorrido. Podemos descender
hacia la zona baja, la que está pegada al lago, a través de la Steigtrasse. Ya a ras de lago debemos
cruzar la Understadttor, la puerta de
entrada desde lo que era la antigua fortificación de la ciudad.
Frente a nosotros se encuentra la calle Unterstadtstrasse, una de las más
turísticas y hermosas de la ciudad. Está llena de restaurantes y terrazas que
se abarrotan en verano. También hay tiendas de antigüedades y multitud de
negocios. Además a un lado está el lago y al otro la zona alta que se divisa
desde muchos puntos. Si hemos empezado aludiendo a su calculada perfección, nos
referíamos también a esto.
3- FRIEDRICHSHAFEN
El encanto de esta ciudad de unos 60.000 habitantes, que
está en el centro del lago, es completamente diferente al del resto.
Friedrichshafen es industrial, pero tiene una bonita orilla con el lago, muy
comercial y animada, repleta de cafés. No obstante su principal atractivo es,
sin duda alguna, el museo del Zeppelin. Hay uno en Meersburg, pero el que
necesitas conocer está aquí.
El museo está también junto al lago. El conde Ferndinand
Von Zeppelin, que nació en Constanza, instaló sus talleres aquí. Nosotros no
llegamos a entrar por falta de tiempo, pero su interior parece apetecible. La ciudad
respira en torno a los dirigibles y eso se nota en cada paso. Un obelisco, una
fuente, hasta la universidad recibe el nombre de Zeppelin. La zona que rodea al
museo es fantástica para pasear y cuenta con algunos edificios muy modernos. Cerca
está la plaza del ayuntamiento en la que contrastan las fachadas modernas con
la de la iglesia de San Nicolás.
La Seestrasse, una
especie de paseo marítimo junto al lago, es uno de los orgullos locales. Muy agradable
de pasear y nos deja a la entrada del Stadgarten,
un gran parque que cuenta con su propio chorro de agua hacia el lago,
estilo “Jet D’eau” y que nos permite divisar al fondo la esbelta figura de las
torres de la Schlosskirche, una
iglesia evangélica que es otra de las visitas obligadas de la ciudad.
4- LINDAU
Cuando hablamos de Lindau, más que a la ciudad, nos
referimos a la pequeña isla que concentra prácticamente todos sus encantos. Hay
un puente que permite acceder a la isla en coche y después dos aparcamientos te
permiten olvidarte de algo que no necesitarás, porque el tamaño es perfecto
para disfrutar a pie. El otro puente que la une con la civilización es para el
tren, que también llega aquí. Pese a estar algo alejada del resto de
poblaciones, nosotros establecimos aquí nuestro campo de operaciones, en un
hotel dentro de la isla, sin duda perfecto.
Como puedes ver el elemento más característico de Lindau
es la torre faro, que data del siglo XIX y que es un bellezón y la escultura
del León de Baviera que conviven enfrentados a la entrada del puerto. La verdad
es que debe ser un privilegio poder pasar por allí con un barco. Un tranquilo
paseo por el puerto nos permitirá tener un montón de perspectivas diferentes.
Si caminamos entre los barcos también podremos tener una
panorámica privilegiada de la ciudad. A la orilla están los hoteles más caros y
prestigiosos, por supuesto con unas vistas envidiables y muy cerca de la plaza
Alfred Nobel. Y es que esta ciudad celebra anualmente unas jornadas de
encuentro de científicos con Premios Nobel que le han dado mucho nombre.
Del completo puerto hay que destacar también la Mangturm tower, una edificación
defensiva de unos 20 metros de altura que en su día también fue usada como faro
hasta la construcción del actual. Hoy no le falta trabajo como imán de
turistas.
El puerto de Lindau es así, sencillamente deslumbrante,
pero no debemos perder la ocasión para perdernos por sus calles. Nosotros estuvimos
a principios de septiembre y aún así la tranquilidad se apoderaba al atardacer
de la ciudad. Un par de calles principales la atraviesan, la Ludwigstrasse y sobre todo la Maximilianstrasse abarrotadas de tiendas,
cafés y hoteles. El antiguo ayuntamiento, en el centro de la isla, tiene una
peculiar fachada que no puedes perderte. Pero aquí también hay museos, iglesias
y pequeñas plazas que aderezan el recorrido. Por ejemplo, esta de aquí abajo es
St. Stephan, en la Marktplatz
Esta plaza es uno de los lugares más recomendables fuera
del puerto, ya que cuenta con una bonita estatua a Neptuno en el centro y el Stadtmuseum de la ciudad de Lindau, al
igual que el ayuntamiento, otra de las fachadas más características de todo el
municipio.
Recorrer la isla no es nada complicado y alojarse en su
interior te traslada a un país de cuento de hadas. Hay mucha oferta allí y no
suele ser especialmente barata, pero merece la pena. Por si os sirve nosotros
nos alojamos en el hotel Engel, que no está en primera línea de lago, pero sí
muy cercano a la Maximiliamstrasse, la
calle principal. Es muy coqueto y en su restaurante puedes cenar exquisitos
platos bávaros en mesas compartidas, una experiencia que nos resultó muy
divertida. Aquí están los detalles de nuestra ruta completa
5- LA
BASÍLICA DE BIRNAU
Volvemos sobre nuestros pasos, porque si llegas a la zona
desde la Selva Negra lo primero con lo que te vas a encontrar es esta basílica.
Un edificio rococó del siglo XVIII que merece mucho la pena. El rosa de su gran
fachada seguro que te recuerda al del castillo de Meersburg. Este es un lugar
de peregrinación, ya que al parecer se cita en escritos del siglo XIII, aunque
como hemos dicho la actual basílica es de construcción más tardía.
Que está muy enfocada a turistas, no se puede negar. Cuenta
con un espacioso parking para coches y se puede visitar el interior, aunque,
por supuesto con toda su belleza, no deja de ser un edificio religioso más. Eso
significa que también te puedes conformar con las vistas, porque vistas hay
para regalar. Es otro de esos lugares junto al lago que no se te puede escapar.
Junto a la basílica hay un camping y muchos viñedos.
Un detalle imposible de olvidar y de no citar. Como toda
atracción turística que se precie tiene una tienda de souvenirs que está fuera,
junto al aparcamiento. En ella encontramos miel de Málaga (no entendemos muy
bien la relación) y crema de manos de la misma marca que la que venden en
Mercadona. Eso sí, aquí no estaba a un euro, sino a seis. Si te la llevas de
casa sale algo más asequible.
En nuestra opinión estas cinco paradas son indispensables
en una región que deberías plantearte conocer si no has estado todavía, porque
es fantástica. Además está rodeada por lugares interesantísimos, así que si no
es tu destino final, seguro que te las puedes arreglar para que al menos sea
una parada. En nuestro caso ya te contamos nuestra ruta detallada con distancias y alojamientos en este otro post. Y en nuestra página de rutas vamos actualizando nuestros recorridos por Alemania, ya puedes ver algunos.
Ya sabes que puedes pinchar en cada foto para hacerla más
grande y que quizá no nos den un premio fotográfico, pero todas son nuestras,
así que sea mucho o poco, lo que te contamos es porque realmente lo hemos
vivido. Y como siempre abajo te dejamos algunos enlaces que te pueden resultar
de interés.
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