Recorrer Estados Unidos es simplemente delicioso. La
Costa Este alberga las ciudades más importantes para entender la historia contemporánea
del país, casi inexistente hace apenas dos siglos y medio. Hoy os proponemos el
recorrido por una de ellas, que por su encanto y otros muchos factores se ha
convertido en una de las más turísticas. Pese a sus apenas 130.000 habitantes,
Savannah, en el límite entre los estados de Georgia y Carolina del Sur, aunque
perteneciente al primero, recibe anualmente a unos 7 millones de turistas, la
mayoría nacionales. Se trata de una ciudad urbanísticamente impecable, que se
planificó a conciencia por su fundador, el general James Edward Oglethorpe ya
desde sus inicios en 1733. Una cuadrícula casi perfecta, amigable con los
peatones y con espacio para estilizadas casas históricas y numerosas plazas con
jardines. Una visita pausada y tranquila a un sitio perfecto para el reposo y
la diversión. Así conocimos nosotros Savannah.
Llegar desde España a Savannah es posible de varias
maneras. La ciudad cuenta con un aeropuerto bien conectado, aunque todos sus
vuelos son domésticos, no hay ninguno internacional, por lo que tendremos que
buscar conexiones. Por carretera se puede llegar desde el sur (Florida), desde
el centro del país (viniendo desde Atlanta) o desde el norte (Nueva York,
Washington o Carolina del Sur), como fue nuestro caso. En este último la
entrada a la ciudad está justo en el puente que marca la salida de Carolina
para entrar en el estado de Georgia. Si nos permitís un consejo, teniendo en
cuenta los edificios históricos que encontraremos en Savannah, recomendamos
alojarse en alguno de los numerosos Bed and Breakfast que hay en el centro, ya
que están llenos de encanto. El nuestro fue el Eliza Thompson House, en el
cruce de Jones Street con Bull Street, una de las calles principales. Ya
avanzamos que no es barato, pero harán que merezca la pena. Además tiene la
ventaja de estar en pleno centro, lo que hace muy fácil andar la ciudad. Además
todas las calles del centro cuentan con parquímetros, el equivalente a nuestra
zona azul. Si tenéis coche, debéis considerarlo para aparcar por las noches,
porque muchos B&B no tienen parking privado.
Para este post nos vamos a centrar en lo más jugoso, el
distrito histórico de la ciudad. Hay un montón de operadores turísticos y
recorridos en autobús que podéis seguir, pero recomendamos andar. Ya hemos
dicho que estamos ante una cuadrícula casi perfecta, con 24 plazas y parques
cuya calle central es Bull Street. Deberíamos llegar desde River Street, la
calle junto al río, hasta el popular Forsyth Park, o viceversa, callejeando. De
hecho, probablemente el punto más icónico de Savannah sea este parque, el mayor
con el que cuenta y en cuyo centro se erige una no menos icónica fuente.
El parque se atraviesa en unos 10 minutos en un agradable
paseo. En Savannah el frío no suele ser especialmente intenso (el calor sí,
cuidado), así que podéis disfrutar bajo los árboles. El parque, como la ciudad,
ha sido retratado en varias películas. Quizá la más conocida sea “Medianoche en
el jardín del bien y del mal”, de Clint Eastwood, que empieza y termina aquí.
Uno de los edificios más sorprendentes de Savannah es la
Catedral de San Juan Bautista, en la calle Harris, junto a la Plaza Lafayette.
Un formidable templo de exquisita arquitectura, tanto en el exterior como en el
interior. Construida en el siglo XIX, su envergadura deja boquiabierto al
visitante.
La catedral se puede visitar de 9 de la mañana a 5 de la
tarde de lunes a sábado, exceptuando una pequeña franja de 11:45 a 12:45 y
horarios de oficios religiosos. La entrada es gratuita pero agradecen lo que
llaman “una pequeña donación” de 2 dólares. Un incendio destruyó parte de su
estructura en 1898 y se reconstruyó y abrió de nuevo en 1900. Aún hoy es, para
muchos, uno de los edificios más importantes, no sólo de Georgia, sino de todos
los Estados Unidos.
Pese a que la capital del Estado es Atlanta, Savannah
cuenta con su propio Capitolio, el edificio que alberga el ayuntamiento en Bay
Street. Se puede visitar por dentro, e incluso hacer un tour. La ciudad es
también famosa por contar con hasta 80 cementerios, algunos destacadísimos como
el Bonaventure (en las afueras), donde se encuentra la estatua que aparece en
“Medianoche en el jardín del bien y del mal” o el Colonial Park, en pleno
centro.
Se dice de Savannah que es una “ciudad embrujada” por la
cantidad de historias que albergan sus calles. Sus edificios históricos,
algunos con ladrillo visto en el exterior, son auténticas mansiones, muchas de
ellas magníficamente preservadas y abiertas al público. En la ciudad existe una
fundación histórica que incluso vende edificios para reformar. Una de las más
importantes, que ahora alberga un museo, es la Davenport House, pero como
muchas se pueden visitar y hablábamos de la película de Clint Eastwood, os
recomendamos la Mercer William House, dónde se rodó. Está en Gordon Street, muy
cerca del parque Forsyth y en un día tranquilo como el nuestro, el guía será
sólo para vosotros, así que podréis preguntar todas las curiosidades.
No deberíais perderos tampoco la zona junto al río y
frente al puerto, mirando a la isla Hutchinson. Probad las exquisitas ostras
locales, recién cogidas o el chocolate, especialidad de la casa.
En Savannah también hay un gran ambiente comercial, sobre
todo a la espalda de Bay Street en el City Market (obligado para hacer las
compras y punto de salida de muchos de los tours que visitan Savannah) y la
ciudad se siente orgullosa de sus iconos como la heladería de Leopold, con casi
100 años de historia, su histórico teatro, el más antiguo de Estados Unidos
inaugurado en 1818, su museo Telfair, construido sobre una mansión que también
cumplirá en breve dos siglos de historia, o sus numerosas iglesias que albergan
todo tipo de cultos, incluyendo la sinagoga Mickvé Israel, cuya congregación es
una de las más antiguas de Estados Unidos.
En la plaza Chippewa está la estatua del fundador de la
ciudad y también allí estaba el banco en el que Forrest Gump hacía su monólogo,
aunque ahora de eso sólo queda una señal de tráfico. Y no os privéis de cenar
en el Olde Pink House, un restaurante ubicado en una mansión de 1771 cuyo
ladrillo está recubierto de estuco rosa y que fue construida por un mercader de
algodón. Todo en Savannah es historia, así que hay que tener los ojos bien
abiertos. Si estáis pensando en ir, o ya lo habéis hecho, compartid con
nosotros vuestras impresiones y si necesitáis ayuda estaremos encantados de
contaros todo lo que sabemos. Como siempre, debajo dejamos algunos enlaces que
pueden ser de utilidad.
Muy buenos consejos y además para excursiones o marcha os recomiendo la app GPS TOTAL RUN, tiene brújula, altímetro, graba las rutas realizadas y proporciona muchísima información yo la llevo siempre en el móvil.
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