Ronda, el tajo más fotografiado



Con apenas 35.000 habitantes, Ronda es uno de esos lugares de obligada visita en el sur de España. Cuenta con una gran ventaja, está muy céntrica en Andalucía, por lo que es fácil visitarla desde casi cualquier sitio, aunque al estar en una sierra los accesos a veces no son del todo cómodos. Eso sí, una vez que estéis allí no os vais a arrepentir. En Ronda hay una cosa absolutamente indispensable, visitar el famoso Tajo y otras muy interesantes, como darle una vuelta a su plaza de toros dónde se celebra la tradicional corrida goyesca o tapear y comprar en la populosa y peatonal Carrera Espinel, a la que todo el mundo conoce allí como la calle La Bola. Bienvenidos a Ronda.



Lo confesamos, para nosotros es fácil, nos queda muy cerca. Vivimos en la costa malagueña y por eso accedemos a través de la A-397, una carretera llena de curvas y que en invierno a veces se corta por la nieve, pero también con panorámicas interesantes que en una media hora une Ronda con San Pedro Alcántara. Si estáis mucho más lejos tanto el aeropuerto de Málaga como el de Sevilla quedan a hora y media en coche.

Pese a su cercanía al mediterráneo, en Ronda hace muchísimo calor en verano y bastante frío en invierno. Superar los 40 grados y ver nevar no es nada extraño. Pese a eso y que los accesos a veces no son fáciles, cualquier día que vayáis va a estar llena de turistas, eso seguro.

Bajar el kilómetro que ocupa la Calle de la Bola tranquilamente parando en las tiendas y probando las mejores tapas a precios muy populares (y no os olvidéis de los vinos de Ronda) es un buen punto de partida. Llegaríamos hasta la plaza de toros, la más antigua y de ruedo más grande de todo el mundo, todo un espectáculo. A principios de septiembre se celebra allí la corrida goyesca. Ronda es mucho más que su Tajo, porque tiene numerosos edificios huella de culturas milenarias, así que recomendamos informarse bien y tomarse el paseo con calma, pero es verdad que su lugar más conocido es el Tajo, y aquí somos mucho de Tajo.




El Tajo es un enorme desfiladero de cien metros de profundidad que divide la ciudad en dos y permite observar la serranía desde lo más alto. Cuenta con numerosos miradores y escaleras para divisarlo desde diferentes puntos de vista. Lo mejor suele ser tomar algo de distancia, así que ahí va una pequeña recomendación; hay varios miradores interesantes. A nosotros nos gusta llegar hasta la Plaza María Auxiliadora y bajar las escaleras que hay en el extremo. De esta manera obtendréis unas vistas geniales del Tajo desde abajo.



Si escribimos sobre ello es porque la visita es muy recomendable. Sólo queda desearos que lo paséis bien.

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