Gengenbach, un pueblo a la altura de los cuentos de Tim Burton


¿Es el pueblo más bonito de la Selva Negra alemana o no? El debate está ahí y si os fijáis os daréis cuenta de que Gengenbach está en todas las quinielas. Habíamos leído tanto al respecto que no pudimos obviarlo y merece la pena. Forma parte de la ruta que hicimos por la baja Selva Negra. La visita a Gengenbach no os llevará más de una hora (eso si lleváis prisa) y os vais a llevar una estampa preciosa y muy característica de esta zona. Pese a contar con poco más de 10.000 habitantes su fama le precede y aquí se han rodado varias películas, entre las que destacan escenas de “Charlie y la fábrica de chocolate” de Tim Burton. Aquí van otras cosas que podéis encontrar en Gengenbach.


Gengenbach está en el suroeste de Alemania, en la preciosa región de la Selva Negra. Llegar desde España no es nada complicado. Lo más cercano es el aeropuerto de Karlsruhe – Baden Baden, que se encuentra en esta última localidad. Hay varias low cost que vuelan allí. También podemos quedarnos en Stuttgart, algo más alejado, pero tampoco mucho. Si estamos dispuestos a cruzar fronteras, el aeropuerto más cercano curiosamente no está en Alemania, sino que es el francés de Estrasburgo. Lleguemos dónde lleguemos, nosotros recomendamos alquilar un coche, porque seguro que este no es el único pueblo que vamos a querer ver como nos pasó a nosotros. Por si acaso sabed que aunque el pueblo es pequeño, hay tren. Si llegamos en coche lo más recomendable es dejarlo fuera del recinto más turístico. No tendréis problema aunque es probable que tengáis que dejarlo en alguna zona equivalente a lo que en España sería la zona azul, así que tenedlo presente. Pese a su reducido tamaño, en Gengenbach hay varios museos de lo más variopinto y es bastante normal que encontréis algún mercadillo. Quizá estropee algo las fotos, pero el ambiente os va a encantar. El centro neurálgico es la Hauptstrasse, que desemboca en la Victor-Kretz Strasse.



Uno de los edificios más conocidos es el Rathaus, o Ayuntamiento, que data del siglo XVIII y que es único, porque su fachada compone el calendario de adviento más grande del mundo. Está en la entrada, en la plaza principal, aunque probablemente lo más característico de este pequeño pueblo son sus torres, que atraen la mirada de los visitantes. Nuestro consejo es pasear con tranquilidad, visitar las tiendas y fijarnos en las pintorescas fachadas de los edificios, típicas de la Selva Negra.





No hace falta que inviertas mucho tiempo porque Gengenbach es pequeño, pero lo mejor es que te asegures de hurgar en todos sus rincones. Pese a ese reducido tamaño, está lleno de vida, cuenta hasta con una abadía y muchos edificios cuya fachada es más que singular. A nosotros incluso nos dio tiempo a tomarnos algo en uno de sus bares con una fantástica panorámica. En una de las calles paralelas a la principal encontramos también la iglesia de Santa María.


Ah, y dos calles fundamentales para perderse en busca de la foto perfecta (a casi todo el mundo, entre los cuales nos incluimos, se la arruina un coche, pero qué le vamos a hacer…). Son las pequeñas calles Engelgasse y Höllengasse, estrechas, llenas de macetas adornando las viviendas y con algún banco muy tentador para sentarse y olvidarse del mundo.




Una última cosa. Nosotros visitamos Gengenbach a finales del verano, pero como todo pueblo alemán merece la pena verlo en navidades. Frío vas a tener un poco, pero seguro que una vez que lo veas te vas a sentir recompensado. Si viajas no dudes en escribir y contarnos cómo ha ido.

Aquí te dejamos algunos enlaces de utilidad.


Y recuerda que puedes ver las fotos más grandes pinchando en ellas o visitando nuestro Pinterest.

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