La ciudad de Panamá se ha convertido, por
derecho propio, en una de las urbes más importantes no sólo de Centroamérica,
sino también de toda América. Punto clave en las comunicaciones norte-sur, todo
el país posee una apasionante historia y un rico presente que la hace muy
atractiva para la visita. Plagada de rascacielos y en constante crecimiento la
economía florece amparada por el Canal de Panamá. Si observas su skyline con
cierta frecuencia verás cambios, porque no para de construirse. En nuestro caso
las visitas fueron tanto por placer como por trabajo y nos dejaron un
fantástico sabor de boca. Aquí te contamos algo de lo que aprendimos visitando
Panamá.
Viajar a Panamá desde España es posible gracias
a los vuelos directos desde Madrid que ofrecen Iberia y Air Europa. Hay mucho
español haciendo negocios por aquellas tierras, así que los vuelos suelen ir
cargados. Aterrizaremos en el aeropuerto internacional Tocumen. El taxi es la
alternativa preferida para llegar a la ciudad. Nos da pie para decir que el
tráfico en Panamá es caótico. Los atascos o “tranques” son kilométricos buena
parte del día (por algo están construyendo metro, que ya tiene una parte
acabada) y los taxistas te suben por la calle si les viene bien a ellos (puede
que acompañados de otra gente a la que vayan dejando por el camino). Para el
estándar europeo los precios en Panamá son relativamente baratos, aunque la
cesta de la compra no para de subir y algunas cosas son desorbitadas. Hay que
tener en cuenta que es un país pequeño y que tiene que importar la mayoría de
los productos. Lo primero que podemos hacer en Panamá es visitar su Casco Viejo, declarado Monumento Histórico por la UNESCO.
La zona vieja de la ciudad o casco viejo
está al sur. La Avenida “A” y la Avenida “B” la atraviesan. En nuestro caso el
taxi solía llevarnos atravesando “El Chorrillo”, que es una de las zonas más
deprimidas de la ciudad. El contraste es enorme, porque en la zona vieja se
está haciendo un gran esfuerzo de reconstrucción y rehabilitación de los
edificios. Por la calle encontraremos fachadas preciosas completamente
restauradas.
La mayoría de edificios sede del gobierno
se encuentran aquí. Hay muchas plazas con vestigios de cómo se creó y creció Panamá
antes de que llegarán los rascacielos.
Recomendaciones de sitios concretos, pues
hay unas cuantas. Podemos empezar por la Plaza Simón Bolívar, junto a la que
tenemos la Iglesia de San Francisco de Asís y el fantástico Teatro Nacional
Panameño. También aquí encontraremos el Palacio Bolívar, hoy sede del
ministerio de Relaciones Exteriores.
A escasos metros arranca la Avenida Eloy
Alfaro, sede del Palacio Presidencial residencia de los presidentes panameños.
No pidas entrar y visitarlo, pero el edificio, con una preciosa fachada blanca,
es sorprendentemente accesible. Puedes tirar fotos a la fachada o con los
guardias de la entrada sin mayores problemas. Al Palacio se le conoce como
Palacio de las Garzas. Sí, lo has adivinado, hay un montón de garzas sueltas en
el patio de entrada.
En la calle 7A está el Palacio Municipal,
sede de la alcaldía de la ciudad y del museo de historia panameño. Además de
tener otra fachada digna de visitar, está junto a otro de los lugares más
animados del Casco Viejo; la plaza de la Independencia.
La plaza de la Independencia es también
conocida como plaza de la Catedral, porque aquí se ubica la Iglesia Catedral
panameña, la Basílica Metropolitana de Santa María la Antigua, un edificio que
comenzó a construirse en el siglo XVII, muy sobrio en el interior y lleno de
preciosas columnas y con una fachada en la que llaman la atención sus torres
laterales completamente blancas y el frontal renacentista color oscuro que le
otorga un gran contraste. Actualmente está siendo rehabilitada.
En realidad la zona vieja de la ciudad no
es especialmente grande, pero teniendo en cuenta el clima tropical, lo normal
es que la visites a más de 30 grados (y da igual la hora que sea), así que
tómalo con calma. Hay muchas paradas que se pueden hacer. A nosotros nos queda
una. Nos vamos hasta la Plaza de Francia, en el extremo más al sur de la
ciudad. Recibe ese nombre porque recuerda el liderazgo francés en la obra de
creación del Canal. Aquí hay tres cosas muy interesantes. Las bóvedas, que eran
las murallas defensivas de la ciudad (fotografía) construidas en el siglo
XVIII, el enorme obelisco en cuya punta hay un gallo, símbolo de Francia y por
supuesto el Instituto Nacional de Cultura, un bonito edificio también blanco
que podéis ver ejerciendo de hotel en la película de 007 “Quantum of solace”.
Ya que estamos en la plaza de Francia os
podemos contar que este y sus alrededores son los mejores lugares para tomar fotografías
del llamativo skyline panameño. Está lleno de rascacielos y es curioso, porque
en nuestro viaje buscamos objetos que lo inmortalizaran en tiendas de
recuerdos y no fuimos capaces de encontrar nada parecido. Seguro que los hay, pero se construye
tanto y las cosas cambian tan rápidamente aquí, que en Panamá no toman el
skyline como uno de sus fuertes turístico.
Como ves, a nosotros nos encantan las panorámicas y Panamá es un paraíso para esto.
Otro buen lugar para conseguirlas es el llamado “Causeway”, que es la Calzada
de Amador, una vía que conecta Panamá con cuatro pequeñas islas del Pacífico
ideales para tomarse algo con vistas a la ciudad. Hay un pequeño puerto, varios
restaurantes, tiendas de artesanía, el Centro Marino del Instituto Smithsonian y el Biomuseo que además es una joya arquitectónica en si mismo ¿quién necesita más?
“Mi pueblito” es otra atracción turística
que puedes visitar cerca del casco antiguo. Situado a las faldas de Cerro
Ancón se trata de una serie de construcciones que muestran como vivían los
diferentes pobladores de la antigua Ciudad de Panamá: la comunidad
afroantillana, la indígena y la campesina. Tiene un coste de 5
dólares para los extranjeros y encontrarás tiendas de artesanía además de las edificaciones típicas.
Pero volvamos sobre nuestros pasos. A la
salida de la zona antigua en dirección a Punta Paitilla por la costa está el
recomendable Mercado del Marisco (no hace falta mucha imaginación, ¿verdad?).
Ahí arranca la Cinta Costera, que es una especie de paseo marítimo pero a lo
bestia.
La cinta costera está abierta al tráfico,
así que se puede recorrer en coche. Tiene todo el encanto de un paseo marítimo
y además hay que decir que las autoridades panameñas se han gastado una pasta
en que sea así, sin olvidar que cuenta con muchos espacios verdes, parques y
lugares, por ejemplo, para el tránsito de bicicletas. Es un espacio artificial
ganado al mar, se ha construido por fases y ha venido a costar unos 1.000
millones de dólares, casi nada. Al atardecer lo verás lleno de familias
paseando, deportistas corriendo o practicando algún deporte o de parejas y
jóvenes disfrutando de un poco de brisa.
Ahora bien, si quieres conocer el origen de
la Ciudad de Panamá, debes ir a Panamá la Vieja o Panamá Viejo. Este es el
nombre que recibe el sitio arqueológico donde estuvo ubicada la ciudad de
Panamá desde su fundación en 1519 hasta 1671. Está a las afueras, se puede ver en tu camino del aeropuerto al centro.
Además de visitar los restos arqueológicos puedes acercarte al museo de Panamá
Viejo dando un paseo agradable de regreso a la ciudad. Merece la pena conocer
la historia del asentamiento de la ciudad y las razones por las que tuvieron
que trasladarse algo más al oeste.
Por supuesto no podemos irnos de Panamá sin
visitar su gran icono, también turístico, el canal de Panamá. La visita,
también aquí, merece la pena. Como ya sabréis a estas alturas el Canal permite
cruzar del océano Atlántico al Pacífico o viceversa, lo cual es un gran avance
para los barcos que de otra manera tendrían que recorrer varios miles de
kilómetros rodeando toda América. El canal de Panamá está siendo ampliado
(seguro que lo habéis escuchado en las noticias) y se rumorea que otros países
de Centroamérica están intentando construir algo similar, porque como podéis
imaginarios cruzar no es barato y eso la economía del país lo nota.
El Canal da muchas alegrías a Panamá, pero
también le ha dado muchos quebraderos de cabeza. Durante muchísimos años Panamá
ha estado bajo la influencia estadounidense y también colombiana y esta
infraestructura ha estado controlada por capital extranjero. No ha sido hasta
1999 que el país ha recuperado la totalidad de su control. El canal cuenta con dos esclusas, las de Pedro
Miguel y Miraflores. La más turística es la segunda, en la que tenemos un museo
que nos permitirá conocer más datos sobre el canal y por supuesto la
oportunidad de ver a los barcos siendo remolcados para entrar.
Echadle un vistazo primero al museo para
aprender el fundamente de lo que vais a ver, que se disfruta más. Hay un ancho
máximo para todos los barcos en el mundo precisamente para que puedan entrar
por este canal. Unas enormes grúas remolcan los barcos y los introducen en el
canal. Las compuertas se cierran y el agua empieza a entrar o salir para
nivelar el barco. La esencia es fácil, pero ver a barcos tan enormes pasando
impresiona. También es muy recomendable tomar un paquete que incluye comida o
cena y un recorrido en barco a través de las dos esclusas. Merece
la pena y es otra forma de disfrutar de esta maravilla construida por el
hombre.
Hay varias zonas destacables de la ciudad, además
del centro y de varios parques. La recomendación es pasear lo que podáis,
porque hay mucha humedad, pese a que no es una ciudad muy amigable con los
peatones. Cerca del Canal encontramos la Ciudad del Saber, un barrio más de Panamá, pero en plena selva, alberga hoy edificios de Naciones Unidas e institucionales, colegios, tiendas, etc. hasta hace poco era la base de operaciones de Estados Unidos donde la ciudadanía panameña tenía prohibido acceder.
Nosotros, por razones ajenas al turismo, estuvimos moviéndonos mucho
por la zona de Punta Paitilla, muy cerca de la Cinta Costera, junto al mar. Cuenta
con grandes rascacielos e imponentes centros comerciales con cines,
restaurantes y todas las comodidades que puedas imaginar. Y sí, los centros
comerciales aquí son impresionantes. Un poquito de “efecto colmena” de vez en
cuanto también hay. Como curiosidad, cerca de Paitilla también hay un barrio
que se llama “Marbella” muy agradable para pasear y comer.
Algunos de los hoteles más prestigiosos están mirando al mar, como el hotel Trump, con forma de vela, desde el que las vistas son inmejorables, como en casi todos los edificios de la zona de Punta Paitilla.
El Cangrejo y Obarrio son probablemente los
barrios más conocidos turisticamente hablando, donde se centran la actividad económica, la mayoría de los hoteles y casinos, así como la vida
nocturna. Desde sus calles también podemos fotografiar sus enormes rascacielos
como el “F&F Tower”, conocido popularmente como “El Tornillo”, ya que su
forma es inconfundible.
Y es que cuando estás dentro el skyline de
Panamá es así, repleto de miradas a las alturas. Si te alojas en un hotel o en
un apartamento medianamente alto lo notarás con sólo asomarte a la ventana.
En definitiva, Ciudad de Panamá es, por
muchas razones, una visita que recomendamos porque además de lo que te hemos comentado, hay
otras muchas razones para visitar Panamá: playas paradisiacas, naturaleza en estado puro, pueblos históricos y culturas y nacionalidades con mucho que mostrar y contar. Aquí te dejamos algunos enlaces
que te pueden resultar interesantes.
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