Lugar pequeño junto a un lago, con casco histórico de
ensueño y castillo presidiendo. Reconozcamos que es una combinación ideal, no
tan fácil de encontrar, con la que nos morimos de gusto. Uno de los lugares
dónde la encontramos es en Thun, una preciosa ciudad suiza junto al lago del
mismo nombre y con un imponente y pintoresco castillo del siglo XII
perfectamente conservado. Con el Aare dibujando meandros en pleno casco
antiguo, el turismo ha florecido desde hace más de un siglo con absoluta
naturalidad. ¿A quién no le gustaría pasar por aquí? En el país de los francos
suizos los tesoros son muy numerosos. Hoy descubrimos algo más sobre este que
reposa junto a los Alpes.
Thun es una de las ciudades más importantes de la región de Berna, en el centro de un país de por sí pequeño. Sólo desde Palma de Mallorca hay vuelo directo a Berna, así que las mejores opciones para llegar son Ginebra y Zurich, que cuentan con conexiones a numerosas ciudades españolas y no están especialmente distantes (sobre todo Ginebra) o el aeropuerto de Basilea, también muy cercano y utilizado por numerosas low-cost.
Suiza es un país lleno de lagos y de paisajes ideales.
Thun está próximo a los lagos más importantes del centro del país, junto a la
región del Jungfrau y con los Alpes berneses presentes a lo lejos. Está a menos
de 30 kilómetros de Berna, la capital del país. En nuestro caso llegamos en
coche, aunque el tren está también muy asentado. Quizá su gran tesoro es el
castillo, que lejos de contar con una apariencia medieval clásica, pese a ser
de esa época, está revestido de un pintoresco blanco con cuatro torres que le
dan una apariencia completamente cuadrada. Está en la zona alta de la ciudad,
presidiéndolo todo.
El castillo se puede visitar y es conveniente preparar
bien la visita porque suele cerrar a primera hora de la tarde (dependiendo de
la época del año a las 4 o a las 5), así que hay que apurarse. Tiene cinco
pisos y en su origen era puramente administrativo. Destaca por su sala de los
caballeros y como podéis imaginar sus torres ofrecen unas vistas de la ciudad y
de toda la región que son absolutamente envidiables. La entrada cuesta 10
francos. El castillo alberga también el Museo Histórico.
Incluso si no pretendéis visitar el castillo por dentro
es bueno un paseo hasta sus puertas. Os permitirá conocer mejor esta preciosa
parte de la ciudad y presenciar de cerca este edificio que realmente merece la
pena. Y es que cuando estás abajo sorprende su altura. El castillo es visible
casi desde cualquier punto de la ciudad y ciertamente está muy cercano a la
zona más comercial, así que no será difícil. Alguna cuesta hay, pero nada que
no se pueda superar.
Afortunadamente visitar el castillo no es la única manera
que tenemos de conseguir fantásticas vistas de la ciudad, que probablemente es
otro de los grandes encantos de Thun. Las vistas están en casi todas partes,
casi hay que plantearse cuál es la que se quiere conseguir para saber a dónde
ir. Nosotros recomendamos desplazarnos a sólo unos metros del castillo, a la
cercana Stadtkirche, una iglesia protestante, que también es visible desde
muchos lugares y que es un auténtico monumento en sí, con una torre octogonal
que data del siglo XIV.
También desde allí podemos obtener fotos como la que
mostramos en la portada, que incluyen el icónico lago y los cercanos Alpes. Ahí
encontramos los tejados de la ciudad de Thun y nos hacemos una idea real de su
tamaño, modesto para nosotros, importante en un país como Suiza, pero en
cualquier caso perfectamente accesible para el peatón que simplemente debe
limitarse a pasear.
En nuestro camino hacia la ciudad, o si salimos de ella,
tendremos también las mejores oportunidades para encontrar la postal adecuada,
en la que el castillo lo llenará todo. Y es que quizá quienes residan allí no
lo valoren, pero poder caminar o montar en bicicleta rodeando las azules aguas
y recordando historias medievales, es algo que no muchos lugares pueden
permitirse.
Pero, ¿qué hay del centro comercial de Thun? No es algo
que debamos dejar de lado. Salpicado de restaurantes y tiendas se puede pasear
a ambos lados del Aare. Un par de puentes, el Mühlegässli y el Sinnebrücke
actúan como cómplices para que podamos tener la mejor foto. Son puentes
peatonales y mucho más, balcones gratuitos a un paisaje perfecto.
Podemos comer y si es verano tomar un helado a una
temperatura ideal. Frente a nosotros, junto a uno de los puentes está la
esclusa de Thun, que marca el punto de partida o llegada de nuestro recorrido
junto al río. Es difícil desviar la atención de lo que vemos.
Si cruzamos al lado del castillo encontramos un par de
cosas más a tener en cuenta. Por un lado
está el casco antiguo, una joya fácil de recorrer que cuenta con una
característica que lo hace muy peculiar. Y es que hay aceras elevadas que al
parecer son únicas en toda Europa. Es aquí dónde están las tiendas más antiguas
de la ciudad. La calle más importante es la Obere Hauptgasse, repleta de
banderas en las fachadas de un recorrido angosto.
La calle desemboca en el final de nuestro recorrido, en
la plaza en la que está el pintoresco hotel Krone, perfectamente situado y el
ayuntamiento. Hemos vuelto a estar a los pies del castillo, a apenas 200
metros. Y es que Thun se recorre muy fácilmente y en poco tiempo, lo que no
significa que no debamos dedicarle tiempo. Hay que tener en cuenta que además
de pasear en esta región se pueden coger barcos de vapor con preciosos
recorridos y también es muy recomendable alguna ruta en coche rodeando el lago,
que nos deja paisajes exuberantes. Para nosotros Thun fue uno de los grandes
descubrimientos del viaje. A continuación te dejamos algunos enlaces que quizá
te puedan resultar de interés.
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