Imagina un lugar en el que sin moverte ni un solo paso,
simplemente girando, puedas ver cuatro monumentos de belleza inigualable, una
enorme plaza e incluso el mar. Está claro, estas cosas sólo pasan en Venecia.
Para un turista poner el pie en la Plaza de San Marcos veneciana es como para
un peregrino divisar la Catedral de Santiago. Implica llegar a ese momento para
el que te has estado preparando y dejarte llevar por la energía del lugar. Y es
que esta plaza, la más grande de una milagrosa isla mítica en el mundo, es un
resumen perfecto de la belleza y romanticismo que Venecia atesora. Todo
comienza y termina aquí, todo se mueve sobre este lugar que hoy te proponemos
conocer un poco más. Todo esto lo puedes encontrar en la Plaza de San Marcos.
Venecia es un conglomerado de islas pequeñas y no tan
pequeñas. La Plaza de San Marcos es su centro neurálgico, aunque no físico,
porque está al sur, junto a la entrada del Gran Canal. Los lugares más
turísticos están aquí, y también los alojamientos. Los transportes marítimos,
únicos posibles en gran parte del territorio veneciano, comienzan y terminan
aquí. En nuestro caso el recorrido desde el aeropuerto, también en barco, rodea
Murano y Lido para acabar en el embarcadero de la plaza, en el que transportes
públicos y góndolas compiten por ser el centro de atención. Una llegada
prometedora que desemboca en una enorme plaza abierta al mar, pero que se
esconde en la ciudad. Como si llegásemos en barco, iniciaremos nuestro
recorrido por el mar. La plaza tiene forma de “L” y empezaremos en el extremo
inferior. Nada más bajar del barco, a la derecha, divisaremos el Palazzo Ducale
o Palacio Ducal, cuyo interior merece muchísimo la pena. El edificio, de estilo
gótico, es un auténtico símbolo del poder veneciano. Su patio interior invita
al reposo y ofrece muchas cosas en las que fijarse.
Por ejemplo la entrada principal, la llamada “Porta della
Carta” o Puerta de Papel, dónde se exponían los decretos oficiales. Además
entre las arcadas del edificio se divisa la propia plaza y el fondo está pegado
a la basílica de San Marcos.
Posee una fachada de estilo renacentista y varios pozos
del siglo XVI. Su origen data del siglo IX y en el interior alberga pinturas de
Tiziano o Tintoretto. De uno de sus laterales, contrario a la plaza, parte el
famosísimo Puente de los Suspiros, del que ya hablaremos en otra ocasión. Algunas
de sus salas interiores son sencillamente espléndidas. Visitarlo por dentro es
gratis para los venecianos, pero no para ti. Cuesta 19 euros y otros 5 si
quieres audioguía.
Salgamos del Palacio Ducal y caminemos hacia la plaza sólo
unos pasos. Al mismo lado, a la derecha, nos va a quedar unos de los edificios
más emblemáticos de la ciudad. La Basílica de San Marcos, cuya fachada puedes
retratar perfectamente desde el centro de la plaza.
Esta Basílica posee el rango de catedral y comenzó a
construirse en el año 828. Tiene hasta cinco cúpulas y su interior, lleno de
colores dorados, no deja indiferente a nadie, además de contener varios tesoros
que se pueden visitar. Entrar a la Basílica es gratis, pero algunas de las
visitas dentro sí son de pago (lo más caro es la entrada al Campanile que
cuesta 8 euros y el Museo otros 5). Desde los balcones de la Basílica tendrás
también vistas geniales a toda la plaza y al mar.
Frente a la Basílica y antes de entrar en la zona más
ancha de la plaza, está el Campanile o Campanario de San Marcos, el edificio
más alto de toda la ciudad con casi 100 metros. Pertenece a la Basílica, aunque
no está unido a ella. Su arquitectura inconfundible también se ha convertido en
un símbolo veneciano y por extensión de toda Italia.
Entrar al Campanile y subir a lo más alto es posible.
Como ya hemos dicho cuesta 8 euros y nuestra recomendación es llegar pronto,
porque especialmente en verano las aglomeraciones de turistas suelen ser muy
considerables. Hay que valorar si el día es bueno para que no nos estropee las
vistas.
No te preocupes por la subida. En el vestíbulo te espera el ascensor que te llevará arriba. Una vez allí, si las condiciones meteorológicas son
favorables, se puede ver todo, absolutamente todo. Las islas cercanas, el
serpenteante recorrido del Gran Canal y los techos rojos de Venecia con
edificaciones cargadas de historia.
Arriba la vista es panorámica y el viento puede ser el
único enemigo. Al fondo incluso se pueden divisar los enormes cruceros que a
diario llegan a esta ciudad encantada repletos de turistas. Muchos de ellos son
más grandes que edificios enteros de Venecia. Este es sin duda el mirador por
excelencia de la ciudad.
Junto a la Basílica y ya en plena plaza está la Torre
dell’Orologio o Torre del Reloj, no tan llamativa como el resto de edificios,
pero también relevante, ya que alberga el reloj más importante de la ciudad. En
su balcón superior dos figuras de bronce tocan las horas. Se puede visitar por 12
euros.
Como veis la plaza está repleta de monumentos a visitar.
Si lo pensamos detenidamente podríamos estar aquí todo el día empapándonos de
cultura. Lo bueno es que también tenemos la posibilidad de sentarnos a tomar un
café en alguna de sus animadas terrazas o de recorrer las numerosas tiendas que
encontramos en los soportales. La plaza tiene su propio museo, que se encuentra
al fondo. Es el Museo Correr, el más importante de toda Venecia y que en
realidad no es un museo, sino tres; el Museo Correr, el Museo Arqueológico y la
Biblioteca Nacional Marciana, todos conectados entre sí.
La entrada normal cuesta 19 euros y también aquí los
venecianos pueden entrar gratis. En los soportales de la entrada podéis giraros
y divisar la plaza en todo su esplendor. Es un lugar de especial magnetismo y
muy buscado por los turistas, ya que aquí es dónde se busca esa foto que parece
imposible y que incluye el Campanile y la Basílica asomando por los soportales.
Todo esto está en la Plaza de San Marcos. Entre un
extremo y otro hay apenas 200 metros y muchísimas cosas para elegir. Por algo
Napoleón dijo en su día que este era el salón más bello de Europa. Escoge bien tus fechas. En algunas épocas del año la marea inunda la plaza y no hay
manera de entrar ni con botas. Los carnavales y el verano son ideales, pero la
afluencia de visitantes es mucho mayor. Esperamos que te guste el recorrido y
nos encantará compartir comentarios. Además te dejamos algunos enlaces que
pueden ser de interés. Y recuerda que puedes pinchar en cada foto para verla
más grande o visitarnos en Pinterest.
Comentarios
Publicar un comentario