Lugares en los que quizá te gustaría estar (IX): Plaza de San Marcos, Venecia



Imagina un lugar en el que sin moverte ni un solo paso, simplemente girando, puedas ver cuatro monumentos de belleza inigualable, una enorme plaza e incluso el mar. Está claro, estas cosas sólo pasan en Venecia. Para un turista poner el pie en la Plaza de San Marcos veneciana es como para un peregrino divisar la Catedral de Santiago. Implica llegar a ese momento para el que te has estado preparando y dejarte llevar por la energía del lugar. Y es que esta plaza, la más grande de una milagrosa isla mítica en el mundo, es un resumen perfecto de la belleza y romanticismo que Venecia atesora. Todo comienza y termina aquí, todo se mueve sobre este lugar que hoy te proponemos conocer un poco más. Todo esto lo puedes encontrar en la Plaza de San Marcos.



Venecia es un conglomerado de islas pequeñas y no tan pequeñas. La Plaza de San Marcos es su centro neurálgico, aunque no físico, porque está al sur, junto a la entrada del Gran Canal. Los lugares más turísticos están aquí, y también los alojamientos. Los transportes marítimos, únicos posibles en gran parte del territorio veneciano, comienzan y terminan aquí. En nuestro caso el recorrido desde el aeropuerto, también en barco, rodea Murano y Lido para acabar en el embarcadero de la plaza, en el que transportes públicos y góndolas compiten por ser el centro de atención. Una llegada prometedora que desemboca en una enorme plaza abierta al mar, pero que se esconde en la ciudad. Como si llegásemos en barco, iniciaremos nuestro recorrido por el mar. La plaza tiene forma de “L” y empezaremos en el extremo inferior. Nada más bajar del barco, a la derecha, divisaremos el Palazzo Ducale o Palacio Ducal, cuyo interior merece muchísimo la pena. El edificio, de estilo gótico, es un auténtico símbolo del poder veneciano. Su patio interior invita al reposo y ofrece muchas cosas en las que fijarse.



Por ejemplo la entrada principal, la llamada “Porta della Carta” o Puerta de Papel, dónde se exponían los decretos oficiales. Además entre las arcadas del edificio se divisa la propia plaza y el fondo está pegado a la basílica de San Marcos.



Posee una fachada de estilo renacentista y varios pozos del siglo XVI. Su origen data del siglo IX y en el interior alberga pinturas de Tiziano o Tintoretto. De uno de sus laterales, contrario a la plaza, parte el famosísimo Puente de los Suspiros, del que ya hablaremos en otra ocasión. Algunas de sus salas interiores son sencillamente espléndidas. Visitarlo por dentro es gratis para los venecianos, pero no para ti. Cuesta 19 euros y otros 5 si quieres audioguía.



Salgamos del Palacio Ducal y caminemos hacia la plaza sólo unos pasos. Al mismo lado, a la derecha, nos va a quedar unos de los edificios más emblemáticos de la ciudad. La Basílica de San Marcos, cuya fachada puedes retratar perfectamente desde el centro de la plaza.



Esta Basílica posee el rango de catedral y comenzó a construirse en el año 828. Tiene hasta cinco cúpulas y su interior, lleno de colores dorados, no deja indiferente a nadie, además de contener varios tesoros que se pueden visitar. Entrar a la Basílica es gratis, pero algunas de las visitas dentro sí son de pago (lo más caro es la entrada al Campanile que cuesta 8 euros y el Museo otros 5). Desde los balcones de la Basílica tendrás también vistas geniales a toda la plaza y al mar.



Frente a la Basílica y antes de entrar en la zona más ancha de la plaza, está el Campanile o Campanario de San Marcos, el edificio más alto de toda la ciudad con casi 100 metros. Pertenece a la Basílica, aunque no está unido a ella. Su arquitectura inconfundible también se ha convertido en un símbolo veneciano y por extensión de toda Italia.



Entrar al Campanile y subir a lo más alto es posible. Como ya hemos dicho cuesta 8 euros y nuestra recomendación es llegar pronto, porque especialmente en verano las aglomeraciones de turistas suelen ser muy considerables. Hay que valorar si el día es bueno para que no nos estropee las vistas.



No te preocupes por la subida. En el vestíbulo te espera el ascensor que te llevará arriba. Una vez allí, si las condiciones meteorológicas son favorables, se puede ver todo, absolutamente todo. Las islas cercanas, el serpenteante recorrido del Gran Canal y los techos rojos de Venecia con edificaciones cargadas de historia.



Arriba la vista es panorámica y el viento puede ser el único enemigo. Al fondo incluso se pueden divisar los enormes cruceros que a diario llegan a esta ciudad encantada repletos de turistas. Muchos de ellos son más grandes que edificios enteros de Venecia. Este es sin duda el mirador por excelencia de la ciudad.



Junto a la Basílica y ya en plena plaza está la Torre dell’Orologio o Torre del Reloj, no tan llamativa como el resto de edificios, pero también relevante, ya que alberga el reloj más importante de la ciudad. En su balcón superior dos figuras de bronce tocan las horas. Se puede visitar por 12 euros.



Como veis la plaza está repleta de monumentos a visitar. Si lo pensamos detenidamente podríamos estar aquí todo el día empapándonos de cultura. Lo bueno es que también tenemos la posibilidad de sentarnos a tomar un café en alguna de sus animadas terrazas o de recorrer las numerosas tiendas que encontramos en los soportales. La plaza tiene su propio museo, que se encuentra al fondo. Es el Museo Correr, el más importante de toda Venecia y que en realidad no es un museo, sino tres; el Museo Correr, el Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional Marciana, todos conectados entre sí.



La entrada normal cuesta 19 euros y también aquí los venecianos pueden entrar gratis. En los soportales de la entrada podéis giraros y divisar la plaza en todo su esplendor. Es un lugar de especial magnetismo y muy buscado por los turistas, ya que aquí es dónde se busca esa foto que parece imposible y que incluye el Campanile y la Basílica asomando por los soportales.



Todo esto está en la Plaza de San Marcos. Entre un extremo y otro hay apenas 200 metros y muchísimas cosas para elegir. Por algo Napoleón dijo en su día que este era el salón más bello de Europa. Escoge bien tus fechas. En algunas épocas del año la marea inunda la plaza y no hay manera de entrar ni con botas. Los carnavales y el verano son ideales, pero la afluencia de visitantes es mucho mayor. Esperamos que te guste el recorrido y nos encantará compartir comentarios. Además te dejamos algunos enlaces que pueden ser de interés. Y recuerda que puedes pinchar en cada foto para verla más grande o visitarnos en Pinterest.





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