10 catedrales que debes conocer



Uno de los primeros reclamos que las ciudades más turísticas, desde el punto de vista cultural, suelen tener son sus catedrales. Incluso las no tan culturales cuentan normalmente con catedral, punto ineludible a la hora de estudiar su historia y legado, muy presente y del que suelen hablar orgullosas. En muchos casos una catedral vertebra una ciudad y en pleno siglo XXI han encontrado su sitio y siguen estando muy activas. Hay catedrales mundialmente conocidas, pero también las hay injustamente olvidadas. Hacer una lista con 10 edificios de estas características es de lo más facilón en el planteamiento, pero cuando el objetivo no es señalar a las diez mejores o las más históricas, o las más nuevas o algo así, sino simplemente citar diez que por una u otra razón han causado pellizco en estos viajeros que escriben, esto se puede complicar bastante. Sin ningún tipo de rigor científico, sin ninguna intención de valorar más a unas que a otras y sin nigún deseo añadido al de simplemente pasar un buen rato, aquí van 10 catedrales que por una u otra razón nos han gustado. Ah, y el orden tampoco quiere decir nada.

01-   CATEDRAL DE SAN PATRICIO, NUEVA YORK

No te dejes engañar por las apariencias. La de San Patricio es la catedral más grande de toda América del Norte, pero eso junto a las moles que pueblan la quinta avenida neoyorkina no es mucho decir. Frente al Rockefeller Center, con el Radio City Music Hall como vecino y a apenas 5 calles de la popular Tiffany’s, que diseñó su altar, y del distrito joyero del lujo, el edificio cuenta con personalidad propia.


No tiene la antigüedad de muchas de sus hermanas europeas, ya que su construcción arrancó en 1858, pero bien parece una copia mejorada de la mayoría. Sus torres superan los 100 metros de altura y cuenta con una imagen de La Piedad 3 veces mayor que la que pintó Miguel Ángel en el Vaticano.


Su auténtica grandeza se aprecia en el interior, jalonado de mármol blanco, resplandeciente y a salvo del eterno ajetreo de la ciudad que nunca duerme. Un espacio para la paz y la oración continuamente salpicado por los flases de los turistas. San Patricio, por razones injustas, no figura entre los principales reclamos de Nueva York, pero cuando su visitante lo conoce, pasa a estar muy arriba en la lista de imprescindibles. La visita es completamente gratuíta.


02-   MEZQUITA-CATEDRAL DE CÓRDOBA

Si hubiese unas olimpiadas de las catedrales, España podría sentirse orgullosa de su representación. Sólo en nuestro país hay tanto donde elegir, que resulta difícil hacerlo. Menos mal que esta lista no tiene ningún afán competitivo. A nosotros la mezquita cordobesa y todo lo que la rodea simplemente nos encanta. Siempre abarrotada de público, constituye el centro de una ciudad señorial. Un prodigio que comenzó a construirse en el siglo VIII y que es bien de interés cultural desde hace casi 150 años.


En su momento fue la segunda mezquita más grande del mundo sólo superada por La Meca y en su interior la historia se remonta mucho más atrás, a la ocupación árabe. Es por eso que si todas las catedrales son un legado histórico en sí mismas, esta posee un valor incalculable. En 1.238, con la reconquista, pasó a ser Catedral. Hoy el término que le da nombre convive con el de Mezquita no sin cierta polémica, incomprensible cuando profundizamos en su historia. El año pasado recibió casi dos millones de visitantes. Verla a solas resulta tarea imposible.



Visitar el interior cuesta ocho euros, salvo en celebraciones excepcionales. El tour se puede realizar de día y también hay horarios nocturnos, aunque con otros precios.

 
03-   CATEDRAL DE LA SANTA CRUZ, ORLEANS

Nuestros vecinos franceses tampoco lo llevan mal en este ranking. Por el momento obviaremos Notre Damme (sólo por el momento) y nos sentiremos agraciados por toparnos con la preciosa catedral de Orleans. Estamos ante una de las ciudades más culturales del país, en pleno centro, bañada por el Loira, un río que evoca castillos cercanos y recorridos deliciosos. Hay noticias de asentamientos celtas aquí varios años antes de Cristo.


A tiro de piedra de París, la visita es muy apetecible, ya que las huellas culturales aquí se multiplican. La catedral comenzó a construirse en 1601, está muy cerca del río y supone el corazón de esta bulliciosa urbe de unos 120.000 habitantes que además cuenta con un urbanismo especialmente amigable para el visitante.


El interior de la catedral, más sobrio quizá que el de otras, también merece la pena. Entrar es gratuito y el simple hecho de disfrutar del ambiente que genera en la plaza en la que se ubica ya merece la pena.



Las mejores vistas de la catedral, en nuestra opinión, se obtienen desde la calle Juana de Arco, un personaje histórico en estos lares, ya que aquí se libró la batalla de Orleans, uno de los episodios finales de la Guerra de los Cien Años. Con la ciudad sitiada por los ingleses, esta heroína gala lideró un ejército que consiguió la liberación del cerco. Si ya has visto la catedral desde su rúa de día, te recomendamos que vuelvas por la noche. No te decepcionará.

 
04-   CATEDRAL DE SANTA MARÍA ASUNTA, PISA

Ubicada en la Plaza del Duomo, junto a la archiconocida Torre de Pisa y al Baptisterio de San Giovanni, el simple hecho de estar allí es ya grandioso. Quien piense que sólo la torre inclinada más famosa del mundo merece la visita, se equivoca gravemente. Un recinto aislado del resto del mundo y siempre a rebosar de turistas dispuestos a conseguir la típica foto soportando la torre mientras se apoyan en la perspectiva. La catedral está entre el Baptisterio y la torre.


Es también Patrimonio de la Humanidad y la historia de su construcción se remonta al año 1063. En un país que cuenta con Roma, un auténtico museo al aire libre, o con la celebérrima catedral de Milán, su belleza no desentona. Ubicada en plena Toscana, o lo que es lo mismo, en la tierra de las maravillas, todo el conjunto recibe unos cuatro millones de visitas anuales.


La visita al interior es completamente gratuita y muy recomendable. Si el Duomo de Florencia es una ejemplo de sobriedad, aquí estamos ante uno de los interiores más bellos del país. El mármol blanco y negro impacta al visitante, como también lo hacen las increíbles columnas de granito o el techo artesonado dorado, que es un sello característico.


Pese a que la fama de la torre es mucho mayor, también la catedral está hundida en el suelo y presenta ciertos desequilibrios en su construcción. Eso, lejos de ser un defecto, hace mucho que se convirtió en un atractivo más.


05-   CATEDRAL DE SAN PEDRO, GINEBRA

Admitamos que Suiza atrae a miles de fortunas anónimas por sus beneficiosas condiciones fiscales, pero si alguien nos dijese que en realidad va porque le gusta el país habría que concederle el beneficio de la duda. Con el único pero de sus altísimos precios por la fortaleza del franco suizo, visitar este pequeño reino de montañas y lagos es imprescindible. Una de sus principales vías de entrada es Ginebra, fronteriza con Francia y señorial en su diseño. La catedral de San Pedro, en la zona alta de la ciudad, es uno de sus ejemplos. Cuenta con una entrada flanqueada por columnas muy poco habitual.


No es de extrañar, ya que recientes excavaciones cercanas han sacado a la luz una riquísima historia romana. El edificio pertenece a la iglesia reformada Suiza y uno de sus elementos más característicos es la torre verde visible desde casi toda Ginebra, al encontrarse como ya hemos dicho en la zona alta, en el recinto de la “Cité”.


Comenzó a construirse en el año 1110 y ha sido cuna del calvinismo, ya que Calvino predicó su doctrina durante muchos años desde Ginebra. Desde 1535 sirvió como iglesia protestante.


Llegar hasta aquí ya deja exhausto por las numerosas cuestas, pero la catedral encierra un reto más. Subir los 157 escalones que conducen a su pico. La recompensa, las mejores vistas de Ginebra. Ciertamente merece la pena.


06-   CATEDRALES DE SALAMANCA

Vamos con una ciudad que tiene premio. Los salmantinos siempre podrán decir que a falta de una, tienen dos catedrales, y así es. Adosada la una a la otra, componen un conjunto único que atrae a miles de turistas. Una ciudad universitaria por excelencia que tiene mucho que ver. Las entradas son grauitas y una costumbre con abolengo es casarse en la catedral. Por un lado está la catedral de la Asunción de la Virgen, la llamada Catedral Nueva, cuya construcción arrancó en 1513, es la segunda mayor y la segunda más alta de toda España. Sus constructores, por lo visto, gozaban de muy buen humor, además de ser bastante adelantados a su época. Sólo así se explica que en la fachada norte, frente al Palacio de Anaya, justo la que veis en la foto de abajo, haya entre tanto adorno un astronauta esculpido. Es lo más conocido, pero si os fijáis mucho y no tiene desperdicio, junto a un toro hay también un dragón con un helado de tres bolas que está sonriendo. Lo dicho, esto es único.


Por otro lado tenemos la catedral de Santa María, conocida como la Catedral Vieja, que data del siglo XII. De origen románico y gótico es Patrimonio Nacional. En su interior destaca el precioso retablo presidido por la Virgen de la Vega, patrona de la ciudad y en el exterior la Torre del Gallo, llamada así al ser culminada por una imagen de este animal. En el siglo XVI se pensó en derruir esta catedral para construir otra, pero la idea fue finalmente desechada. Es el motivo por el que Salamanca cuenta con dos catedrales.

 
Hay muchísimos lugares desde los que divisar las catedrales y las vistas son señoriales. Particularmente nos encanta llegar a la ciudad en coche desde Ávila y girar el último recodo del camino para que aparezcan o verlas junto al famoso Puente Romano de la ciudad. Esta foto de abajo está tomada en el cercano Jardín de Calixto y Melibea, un pequeño rincón pegado a las catedrales que también es muy recomendable visitar si nos gustan las panorámicas.


Las vistas desde fuera son magníficas, pero nunca está de más echar un vistazo al interior. Las catedrales están repletas de retablos y lugares a los que mirar y no es para nada agobiante. Una vuelta bastante detallada no debería llevarnos más de una hora.

 
07-   CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA, AMBERES

Pongámonos en pie porque la catedral gótica de Amberes es la más importante de toda Bélgica, y eso se nota. La ciudad cuenta con una preciosa plaza cercana, en la que se ubica el Ayuntamiento y a sólo unos metros fluye el río Escalda, auténtico motor de la economía local durante años, pero la catedral lo domina todo, es visible desde muchísimos puntos y ejerce una potente atracción.


La catedral comenzó a construirse en 1352 y cuenta con la torre más alta de todo el Benelux, ni más ni menos que 123 metros. La pequeña placita en la que se encuentra su acceso es uno de los lugares con más encanto de Amberes. Comer en alguno de sus coquetos restaurantes con vistas es una delicia.


Y si te gusta por fuera, una visita al interior es algo que no debes perderte. El recinto cuenta con dos estupendos órganos y con varias vidrieras de gran antigüedad que muestran escenas bíblicas.


Entrar cuesta seis euros, pero si los órganos y las vidrieras no son suficiente argumento, queda el gran plato fuerte. El personaje local por excelencia es el pintor Rubens, de hecho en Amberes está su casa, convertida en museo de la que hablaremos otro día y al que ya hemos hecho referencia cuando os hablamos de algunas de las mejores ciudades belgas. El interior de la catedral contiene varios cuadros de Rubens, entre ellos el famoso “Descendimiento de la cruz” y también “La elevación de la cruz”. Si llegas a la catedral desde la zona centro de Amberes, su parte más comercial, tu primera visión del edificio será desde la Groenplaats y será, como no, con una estatua de Rubens en primer plano.


08-   CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA, ESTRASBURGO

Pues claro que seguimos tentados de hablar de su homónima parisina, pero seguro que de esa sabes mucho y puede que de esta no sepas tanto. Y deberías. Habrá que empezar diciendo que la ciudad fronteriza de Estrasburgo es una preciosidad y la catedral es probablemente su culmen. En un plaza llena de vida se eleva este monumento Patrimonio de la Humanidad cuya construcción arrancó en el año 1015. Al ser la plaza bastante estrecha, no creas que encuadrar su fachada entera en una foto es cosa fácil.


Esta foto está tomada desde uno de los mejores sitios posibles, sino el único. La Rue Merciere. Su campanario llega a los 142 metros y cuentan que durante dos siglos esta fue la obra arquitectónica más alta del mundo. Un espectacular recinto gótico que cobija a la multitud de negocios que se dan cita en una plaza alegre y llena de vida y que obliga al visitante a elevar la vista para observar todos los detalles.


La construcción no fue precisamente fácil y se prolongó durante cuatro siglos, por lo que ahora podemos observar cierta mezcla de estilos que aumentan el encanto. Del exterior destaca el rosetón con 15 metros de diámetro, uno de los más grandes de Europa y del interior es recomendable pasear tranquilamente por su nave central.


La visita es gratuita y en la web de Estrasburgo tienes en un perfecto español un montón de información sobre la catedral, así como datos actualizados con sus horarios de visita a diario. La ciudad gala es una de las capitales de Europa por su ubicación y os recomendamos visitar su centro histórico no sólo de día, sino también de noche, ya que la iluminación de los edificios está muy trabajada.


 08-   CATEDRAL KONSTANZER MÜNSTER, CONSTANZA

Alemania está plagada de catedrales increíbles. Seguro que todo el mundo ha escuchado hablar de la de Colonia, pero aquí vamos a citar la de la ciudad fronteriza de Constanza, que vive con un pie en Alemania y otro en Suiza. Una ciudad abierta al lago al que da nombre y con una calidad de vida envidiable. La historia religiosa de la zona es realmente rica. Incluso en 1413 aquí se celebró un concilio. La catedral aparece como testigo de múltiples vaivenes y su construcción se asienta sobre restos romanos.


La catedral data del siglo XI y en la plaza en la que se ubica hay una pirámide acristalada en el suelo que permite ver los restos de una fortaleza romana. Un paseo peatonal por el centro de Constanza nunca está de más. Se puede entrar por la puerta principal de la muralla antigua de la ciudad y discurrir por sus calles. Desde varios puntos observaremos a lo lejos la torre de la catedral.


Munich está a dos horas, Zurich incluso a menos, apenas 45 minutos, pero el entorno del propio lago con pequeños pueblos en ambas orillas convierten a Constanza en un lugar ideal para dedicarle algo de tiempo. El interior de la catedral también se puede visitar.


Del interior destacan las capillas góticas y la bóveda, de estilo renacentista. El órgano descansa sobre la puerta de entrada y al final de la nave principal tenemos el altar dorado, que también es una fantástica obra de arte.


10-   CATEDRAL METROPOLITANA DE QUITO

La catedral Primada de Quito es de nuevo cuño, ya que fue en 1995 cuando se la elevó a esta categoría. El edificio ciertamente lo merece. Comenzó a construirse en 1562 y fue una de las primeras cosas en que se pensó tras la fundación de la ciudad. Varios terremotos y una erupción del cercano volcán Pichincha han obligado a sucesivas renovaciones. Su blanco reluciente roba protagonismo en la plaza central de Quito al Palacio de Carondelet, residencia presidencial. Cuenta con tres naves y múltiples influencias. El pan de oro que encontramos en la cercana iglesia de la Compañía de Jesús, también aparece en cantidades industriales en el precioso altar mayor y en otros muchos puntos.


Una sala capitular, la biblioteca arzobispal o el museo de la catedral con un bello patio interior son otras de las dependencias destacadas. Se puede visitar a diario con un precio de dos dólares para los ecuatorianos y tres para los foráneos. Aquí podéis ver cómo fue nuestra visita al centro de Quito.

Como siempre antes de acabar os dejamos enlaces que pueden facilitar vuestra visita si finalmente os decidís a planearla. Y recordad que los comentarios son siempre bienvenidos.

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