Puede ser un pueblo de 1.500 habitantes o una ciudad de
90.000. A veces el tamaño es relativo, lo que importan son las sensaciones que
nos deja un lugar cada vez que pasamos por él. Por eso llevamos tiempo pensando
en hacer una recopilación de lugares que, en la mayoría de los casos nos han
sorprendido por su belleza, aunque muchos de ellos sean muy conocidos, y nos
han encantado por su tamaño, perfectamente manejables para recorrer a pie y
para disfrutar de medio día o un día entero de nuestro viaje. Repartidos por
toda Europa y Estados Unidos, este es el
listado de pueblos imprescindibles si pillan cerca de tu recorrido. Una vez más
hay que insistir en que no hay ningún tipo de afán competitivo, ni el listado
se enumera en ningún orden concreto. Se trata sólo de disfrutar recordando
dónde el camino nos ha llevado.
1- Friburgo
(Suiza)
Con apenas 37.000 habitantes, Friburgo, no confundir con
la ciudad alemana del mismo nombre enclavada en la Selva Negra, está en el
centro de Suiza, muy cerca de Berna. Es una preciosa ciudad medieval con varios
puentes que atraviesan el río Sarine y desde los que puedes obtener magníficas
vistas. Un ejemplo de ello es el
Zaehringen, uno de los más conocidos junto con el histórico puente de Berna.
Destaca la afilada torre de su magnífica Catedral de San Nicolás, que emerge
con sus 74 metros de altura. Su tamaño no es excesivo, pero está llena de
ambiente gracias a los universitarios. Recomendamos mucho un paseo tranquilo
por el casco antiguo y si es verano, alguna de sus terrazas. Friburgo cuenta
con un funicular que te lleva a la zona alta para disfrutar de las vistas panorámicas, y más de una
decena de fuentes.
2- Lucca
(Italia)
La ciudad es más grande de lo que parece, supera los
80.000 habitantes, pero las murallas que rodean su zona histórica, que
concentra el encanto para los visitantes, hacen que su tamaño sea perfectamente
manejable. Lucca es una joya de la Toscana, muy conocida sí, pero quizá no muy
valorada. Si Siena o San Gimignano son reclamos por sí mismos, a Lucca se suele
acudir de camino entre Florencia y Pissa o volviendo. Pues Lucca merece al
menos un día tranquilo de nuestra vida, porque es una joya. Decenas de iglesias
preciosas, la fantástica Torre del Orologio, el Palacio Ducal, la Catedral, la
muralla perfectamente conservada y su conocidísima Plaza del Anfiteatro con su
peculiar forma ovalada. Además el paseo es tranquilo ya que el interior está
completamente cerrado al tráfico. Es imposible resumir en un solo párrafo lo
que Lucca puede ofrecer, así que ya volveremos sobre ello.
3- Beaufort,
Carolina del Sur (Estados Unidos)
Con apenas 13.000 habitantes, Beaufort es una cuadrícula
perfecta que se asoma al mar a través del río Harbor. El pueblo donde nació el boxeador Joe
Frazier merece una parada por su arquitectura típicamente sureña. Como sacado
de una película sus espectaculares mansiones, muchas reconvertidas en hoteles
con un encanto especial, pueblan las tranquilas calles. Bay Street es su
epicentro, repleta de boutiques, restaurantes y pequeñas tiendas en las que
encontrar de todo. También puedes pasear por su Waterfront Park junto al río. Quizá la estancia sólo tenga sentido si puedes permitirte
uno de esos porches infinitos en los que ver pasar el tiempo y sentir como las
pulsaciones decrecen. En cualquier caso la parada aquí aporta paz.
4- Dinant
(Bélgica)
Puede que Bélgica no sea muy grande, pero está llena de
joyas. Dinant es una de ellas, de las de gran esencia en frasco pequeño, ya que
tiene apenas 13.000 habitantes. Construida a lo largo para aprovechar las
márgenes del río Mosa, ha sabido integrarse a la perfección en el ambiente. El
ABC para el visitante es de sobra conocido; el histórico puente Charles De
Gaulle (llamado así porque aquí fue herido el entonces teniente), la Colegiata
de Notre-Dame, su edificio más representativo y dominando el panorama desde
arriba la Ciudadela. En este último caso las vistas recompensan el angosto y
empinado camino que lleva hasta ella. Que no te sorprenda encontrar saxofones,
ya que aquí nació Adolphe Sax, el inventor de tan peculiar instrumento.
5- Amboise
(Francia)
Enclavada en pleno valle del Loira, si de belleza
hablamos esta pequeña villa de 13.000 habitantes nunca pasará hambre. Su tamaño
es inversamente proporcional a sus posibilidades de ocio, que arrancan con la
más obvia, la visita a su imponente Castillo Real desde el que divisar las
márgenes del río Loira y la intercalada isla D’Or. En el Renacimiento esta fue
una ciudad muy poderosa y ahora, convertida en lugar de parada obligada dentro
de una ruta infinita de castillos a cuál más bello, sus visitantes también
demandan deporte y naturaleza, aspectos que puede ofrecer a la perfección. En
el lugar en el que un día residió Da Vincci, que de hecho está enterrado aquí,
también hay una increíble pagoda china de 44 metros y 240 años de historia.
Casi nada.
6- Tübingen
(Alemania)
Tampoco Tubinga es tan pequeña como parece. 90.000 almas
a las que se unen la multitud de estudiantes de su universidad (más de 20.000).
Pero mientras la universidad domina la zona alta, el casco histórico, a orillas
del río Neckar, está abierto a la curiosidad del visitante. Sus elementos de
atracción son poderosos. El primero el panorámico e impronunciable puente
Eberhardsbrücke con vistas al río y a las fachadas de colores suaves de las
casas que presentan las mejores vistas, incluyendo la peculiar y amarilla Torre
Hölderlin, llamada así por el poeta germano. Su zona antigua apunta cuestas que
van encontrando plazas como la sensacional plaza central, la del mercado, que
preside el Ayuntamiento. Y podemos seguir subiendo hasta el castillo que
alberga un museo. Si hasta ahora no has escuchado hablar de este sitio, no
deberías dudar, antes de que el efecto sorpresa sea menor. Llegar es fácil, ya
que está a menos de tres cuartos de hora de Stuttgart y los trenes son
puntuales.
7- Lekeitio
(España)
Lekeitio, en el corazón del País Vasco, tiene sólo 7.000
habitantes y probablemente uno de los puertos más bellos que hayamos visto.
Pocas veces un lugar necesitó tan poco para robarnos el corazón. Las poderosas
olas del Cantábrico, la amplia playa de Isuntza, desnuda en pleno enero y el
increíble fondo que aporta la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora,
declarada monumento nacional, se bastan. La ría del Lea y su aire típicamente
norteño lo han convertido en un boom turístico, por lo que se agradece
visitarlo en calma, con sus tesoros preservados del frenético turista. Puedes
amar el sitio sin moverte de tu baldosa, pero andando podrás explorar sus
estrechas calles y sus amplias playas.
8- Wilmington,
Vermont (Estados Unidos)
Resulta difícil tener que elegir un solo pueblo para
pasear en el estado de Vermont. Al final llegas a la conclusión de que el
elegido simplemente representará al resto porque todos tienen un encanto muy
peculiar. Wilmington cuenta con apenas 1.500 habitantes, está en el extremo sur
de Vermont y en él convergen la ruta 9 (el popular Molly Stark Trail) y la ruta
panorámica 100, dos de los trazados más populares para hacer en coche, de ahí
que en ocasiones pueda resultar algo ruidoso. Bañada por el tímido North Branch
Deerfield River, su calle principal cuenta con coquetas tiendas y típicos
restaurantes en los que disfrutar de los guisos de calabaza. Una parada
revigorizante entre la apabullante naturaleza que nos rodea.
9- Combarro
(España)
Combarro tiene menos de 2.000 habitantes y
administrativamente depende de Poio. Es evidente que desde el punto de vista
turístico tiene entidad propia. A 7 kilómetros de Pontevedra nos encontramos
con este entramado de calles estrechas en las que huele a mar ya que los
pescadores fueron edificando sus fortalezas. Combarro tiene muchos hórreos, la
típica construcción gallega y asturiana para guardar objetos, y muchos
cruceros, las cruces religiosas que se levantan habitualmente en el centro de
las plazas. Es bien de interés cultural y ofrece sensacionales vistas al mar.
Recomendamos llegar a la Plaza Peirao da Chousa y simplemente perderse entre
los hórreos y jugar al escondite en sus calles.
10-
Bourton-on-the-water
(Inglaterra)
Esta pintoresca villa de apenas 3.500 habitantes es una
de las más bellas de la ya de por sí bella región de los Cotswolds británicos,
bastante cerca de Londres. El pequeño río Windrush ofrece la cantidad de agua
justa para un baño por las rodillas en verano, pero ha provocado la
construcción de hasta cuatro puentes en un espacio de apenas 300 metros, lo que
ha valido a Bourton el sobrenombre algo rimbombante de “Venecia de los
Cotswolds”. Ciertamente todo aquí es a escala más pequeña y la presencia de una
góndola es sencillamente impensable, pero el atractivo del paisaje con la calle
principal al lado y el pintoresco “Motoring museum” destinado a niños al fondo,
es indudable. Sentarse en verano en uno de los bulliciosos restaurantes con
vistas panorámicas y observar como residentes y turistas aprovechan el verde
del lateral del río, no tiene precio.
Son sólo 10 pueblos, pero si cerramos los ojos sentimos
que nos encantaría estar en cualquiera de ellos. Seguro que a ti te pasa con
otros muchos. Ya sabes que puedes contarnos tus impresiones de estos lugares o
de otros que te enamoren, porque la lista está abierta y es tan amplia como
gustos hay en el mundo. Como siempre un poco más abajo te dejamos algunas webs
que quizá te ayuden a planificar tu viaje si finalmente te decides.
Muchas gracias por incluir Dinant en este recopilatorio de recomendaciones para visitar
ResponderEliminarUn placer, nos encanta Dinant y otras muchas ciudades de Bélgica. Un precioso país para recorrerlo de Norte a Sur y de Este a Oeste. Un saludo!
EliminarMe encanta que hayáis incluido a Lekeitio ¡es una maravilla!
ResponderEliminarY que lo digas!!!! Además toda la costa vasca es una preciosidad. Nos alegramos de que te haya gustado
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