España es, sin duda uno de los países más turísticos del
mundo y probablemente fuera se hable de muchas de nuestras cosas, como el sol,
las playas, el patrimonio cultural o nuestra gastronomía. Pero pensar que
alguien vuelva maravillado por unas cataratas vistas en nuestro país, se hace
difícil de concebir. Sin embargo puede pasar. Y es que curiosamente las cataratas
no son escasas en España, pero es evidente que no se consigue la espectacularidad
de las de Niágara o Iguazú. Aún así muchas de ellas merecen una parada para
admirar la fuerza y belleza de la naturaleza. Hoy os proponemos una; la
sorprendente cascada de Ézaro en la provincia de A Coruña, que, a escasos
metros del mar, supone el lugar perfecto en la escarpada y bellísima costa
gallega.
La cascada de Ézaro se encuentra en el núcleo de Ézaro,
perteneciente al municipio de Dumbría, a algo más de una hora en coche desde A
Coruña y desde Santiago de Compostela. Es también conocida como la “cascada del
Xallas” o del Jallas, que es el río que la provoca en su desembocadura al
Atlántico. He aquí una de sus grandes peculiaridades, ya que al parecer es la
única de toda Europa que desemboca en el mar. Encontrarla no es complicado,
basta con conducir por la costa hasta llegar a Ézaro y está perfectamente
señalizada. En sus inmediaciones hay un pequeño puerto deportivo, una gran
explanada para aparcar, una zona recreativa para niños, pistas deportivas,
espacio para picnic y una oficina de turismo en la que estuvieron encantados de
saciar nuestra curiosidad. No se puede pedir más.
Mediante una pasarela de madera se puede llegar casi al
mismo corazón de la cascada y el paseo no es largo. El desnivel que soporta el
agua es de unos 40 metros, lo que provoca un estruendo ensordecedor. En el
acceso se bordea una central de energía hidroeléctrica que aprovecha ese
ingente caudal. Y es que la cascada antes era más o menos vigorosa en función
de si kilómetros arriba se habían abierto o no las compuertas de la presa (en
realidad hay hasta tres embalses distintos). Este era un detalle importante, ya
que podía dejarnos sin contemplar el espectáculo. Cuentan que el caudal del río
no era suficiente para producir ese efecto de cascada, algo arreglado por la
mano del hombre. Desde hace ya más de un lustro la cascada se puede ver las 24
horas de cualquier día en todo su esplendor.
En verano registra su máximo número de visitantes y como
las noches acompañan, la cascada está iluminada, pero sólo los sábados y
vísperas de festivos y durante una hora, de 23:00 a 00:00. No obstante, como
puede haber modificaciones según la temporada, te recomendamos que si deseas
verla iluminada consultes antes los horarios. Posee un par de miradores cercanos,
ya arriba en la sierra. Son muy recomendables y no sólo por la cascada, sino
porque hay que recordar que estamos en plena Costa da Morte, uno de los
contornos de mar más bellos del país.
Caminar es la opción más repetida, pero no la única. En
verano puedes alquilar un kayak, incluso con monitor, y avanzar hasta el
corazón de la cascada, de lo que os pueden informar en la oficina de turismo.
Lo que está claro es que una parada aquí nunca estará de más. Y a vosotros,
¿qué os parece la cascada de Ézaro? Si queréis más información, como siempre
aquí os dejamos algunos enlaces que podéis consultar.
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