Es difícil vivir esta vida sin tener ninguna referencia
de las míticas cataratas del Niágara. Frontera natural entre Estados Unidos y
Canadá, aparecen en multitud de películas, relatos, novelas y por supuesto
están vivas en el imaginario de todas y todos. No sabemos qué tendrá eso de ver
el agua caer, pero se nos ocurren pocas cosas más románticas que visitar unas
cataratas con nuestra pareja. Y estas son las cataratas por antonomasia. Pues
tenemos buenas y malas noticias. Las buenas son que el espectáculo natural que
aportan no te va a defraudar. Son únicas, espectaculares, indescriptibles. Las
malas, si es que son malas, es que su potencial turístico es tan grande que
todo lo que se ha montado alrededor es muy estándar y no notarás la diferencia
con otros lugares. De hecho muchas de las cosas no tienen nada que ver con las
cataratas, pero claro, todo tiene su público, no decimos que esté mal. Si
sigues leyendo, te contamos cómo fue nuestra experiencia visitando las
cataratas del Niágara.
CÓMO LLEGAR A LAS
CATARATAS DEL NIÁGARA
Lo primero que tenemos que decir es que al servir de
frontera entre dos países, las cataratas se pueden visitar desde Estados Unidos
y desde Canadá. Si viajas desde España y quieres ir a Estados Unidos, tu
aeropuerto y tu ciudad es Búfalo, al norte del estado de Nueva York. Una vez
ahí puedes incluso cruzar al lado canadiense, porque es lo más cercano. Pero si
vas sólo a Canadá lo normal es volar a Toronto y armarse de paciencia para
recorrer los 130 kilómetros que hay hasta allí. La carretera está bastante
bien, pero da por casi seguro el atasco. Canadá es un país enorme en el que
vive poca gente, pero la mayoría está en estas zonas cercanas a la frontera y
eso se nota en el tráfico. Ya sea alquilando un coche o en autobús, en una de
las numerosas excursiones que puedes contratar, va a ser difícil que tardes
menos de hora y media o dos horas. Las salidas de Toronto o el paso por
Hamilton para seguir bordeando el lago Ontario están masificadas. Tranquilidad,
merece la pena.
DESDE DÓNDE VER
LAS CATARATAS DEL NIÁGARA
La otra gran pregunta, si os da igual, es ¿qué lado de la
frontera es mejor para ver las cataratas? Aquí no hay mucha duda. El lado
canadiense es la gran baza. Desde ambos países podréis subiros en un barco y llegar
a los pies de las cataratas y los dos tienen un montón de actividades para
interactuar con este espectáculo natural, pero las vistas desde el Niagara
Parkway del lado canadiense son inigualables. Tenedlo en cuenta. Si vais en
coche y queréis cruzar de un lado a otro a lo largo del río Niágara hay cuatro
puentes que unen ambos países. Hay peajes y si vais a hacerlo (nosotros no lo
hicimos) es bueno que os informéis de la documentación que os pueden solicitar.
El puente más cercano a las cataratas es el puente Rainbow, justo al lado y en la página web tenéis toda la información sobre cómo cruzar.
UN POCO DE
HISTORIA SOBRE LAS CATARATAS DEL NIÁGARA
Con una caída de unos 65 metros, las cataratas del
Niágara no destacan por eso, sino por su amplitud. Son las más grandes de
América y esconden un potencial energético enorme que a su vez está acompañado
de una rica historia. Su origen se remonta a unos 10.000 años, en la época de
la glaciación. Hay tres cataratas, la más pequeña es la casi desconocida
“Bridal Veil”, del lado estadounidense, visible desde la Isla de la Cabra (Goat
Island) en particular desde la Cueva de los vientos. Sin embargo las otras dos
son las más populares. Por un lado tenemos “American Falls” o catarata
americana, situada en ese lado de la frontera, pero visible sólo desde el lado
canadiense.
Y por otro lado la imponente “Horseshoe Falls” o catarata
de la Herradura, que recibe el nombre por su peculiar forma. Con cerca de 700
metros de ancho concentra un eterno velo blanco frente a ella y un mar de
espuma creado por la fuerza del agua al caer. Seguramente es el lugar más
buscado por los turistas.
Hay que decir también que las cataratas están vivas. Se estimaba
su erosión en unos diez centímetros anuales, una cantidad motivo de
preocupación por el entorno creado y que se ha logrado reducir de manera
notable en los últimos años.
EL BARCO PARA VER
LAS CATARATAS DEL NIÁGARA
Si habéis llegado hasta esta ciudad, difícil es que os
resistáis a montar en un barco para acercaros tanto como podáis hasta las
cataratas. Desde un lado o desde otro la experiencia es bastante similar. Si estáis en el lado canadiense subiréis a bordo del “Hornblower” y si estáis en Estados Unidos a bordo del “Maid of the mist”. Nosotros sólo tenemos
experiencia con el canadiense, pero por lo que vimos salen uno enfrente del
otro y la duración es más o menos la misma. En cuanto a los precios, suponemos
que serán parecidos, pero depende de la experiencia que escojáis. Nosotros
teníamos muchas ganas, así que escogimos un paquete que incluía la visita de
día y también de noche viviendo desde el barco y junto a las cataratas los
fuegos artificiales.
En el barco os facilitan un llamativo chubasquero que
presagia que efectivamente os vais a mojar. No puede ser de otra forma. El
paseo dura una media hora y el barco se acerca a la catarata Americana y a la
de Herradura. El ruido del agua cayendo se intensifica y seguramente os veáis
absorbidos por ese velo blanco. La fotografía perfecta es posible, pero también
arriesgada. La verdad es que se convierte en una de esas experiencias para
disfrutar, más que para fotografiar.
Volvimos por la noche para los fuegos artificiales, que
eran a las 22:00. El embarque se hace antes para estar junto a las cataratas
cuando los fuegos comienzan. Para nuestra sorpresa, ya en el barco con todo
preparado nos anunciaron que los fuegos se habían suspendido sin aclarar el motivo.
Puede pasar. Es un fastidio, pero las cataratas están iluminadas y la verdad es
que, pese a todo, merece la pena.
OTROS LUGARES PARA
VER LAS CATARATAS DEL NIÁGARA
Los barcos aportan la experiencia más cercana y
probablemente espectacular de las cataratas. Se han convertido en algo
indispensable, pero lo cierto es que para conseguir las mejores vistas no lo
son. Os recomendamos un paseo reposado del lado canadiense por el Niagara
Parkway junto al parque de la Reina Victoria. Un área siempre abarrotada de
público ávido por capturar un momento irrepetible.
Su posición elevada hace que simplemente andando podáis
descubrir todos los ángulos de este milagro de la naturaleza. Esta es la postal
más habitual.
LA CIUDAD DE
NIAGARA FALLS
Tanto en un lado como en otro de la frontera las
cataratas llevan de serie una ciudad que podría competir con Las Vegas. Niagara Falls es una especie de parque temático en el que las cataratas son la estrella, pero los numerosos casinos, norias y sucesión de edificios imposibles
crean una fantasía de diversión continua con entrada gratuita. La energía de la
ciudad es tan grande que a nosotros nos resultó agotador, pero para gustos los
colores.
Las calles de Clifton Hill y Victoria Avenue son el
epicentro de la otra fiesta. A ambos lados museos de cera, túnel de los
horrores, casinos, museo de libro Guinness, clubes nocturnos y un buen puñado
de negocios para que la fiesta no decaiga.
Si vais con coche, aparcar en el centro es imposible y
hacerlo junto a las cataratas prohibitivo (pese a que los parkings suelen estar
llenos). Os recomendamos buscar alguno de los parkings municipales, más
alejados, pero también asequibles. Nosotros dejamos el coche en el Parking Lot
número 4, a apenas 20 minutos andando de las cataratas (eso sí, con sus
cuestas). Se trata de explanadas al aire libre escasamente concurridas. Cuentan
con máquinas en las que puedes pagar con monedas o tarjeta y ofrecen precios
cerrados para, por ejemplo, 8 o 24 horas. En temporada baja son incluso más
baratos. Creednos, es la opción más respetable. Os dejamos la página web de la ciudad con el listado de aparcamientos y sus precios.
OTRAS ACTIVIDADES
EN LAS CATARATAS DEL NIÁGARA
Visitar las cataratas es una excursión muy popular de un
solo día. Llegar, ver y volver. Pero si eso no es suficiente, hay un amplísimo listado de experiencias
paralelas que puedes vivir. No podemos hablar en primera persona, pero en la web de Niagara Parks las tienes todas, para poder preparar la visita. Destacan
el “Journey behind de falls” en la que viajas por una serie de túneles que te
dejan en el corazón de las cataratas o el Niagara’s Fury, una experiencia 4D en
cine. A partir de ahí, tirolinas, paseos en bicicleta…. De todo.
Seguramente el edificio más popular de la zona es la Skylon Tower, en la que no te podrás alojar, pero sí disfrutar de unas vistas
increíbles. Cuenta con un mirador y un restaurante perfecto para darte un
capricho.
ALOJAMIENTO EN
NIAGARA FALLS
Pues lo que quieras. Siempre hablando del lado
canadiense, tienes lujosos hoteles con vistas a las cataratas como el Marriott
o el Hilton, casinos con habitaciones, románticos bed and breakfast o moteles
de carretera para los bolsillos más económicos. Buscar algo que se ajuste a tus
necesidades no será un problema.
EL IDÍLICO
AMBIENTE DE NIAGARA ON THE LAKE
Si vuestro ambiente es otro, y a nosotros nos pasó,
bordeando el río Niágara en busca del lago Ontario, en el extremo norte a
apenas 20 kilómetros, encontrareis la preciosa ciudad de Niagara-on-the-Lake.
El Niagara Parkway que recorre la distancia os permite divisar idílicas casas y
bodegas, muchas de ellas abiertas al público. Es un ambiente completamente
diferente, como el que también ofrece la ciudad.
Niagara-on-the-Lake también vive del turismo,
aprovechando su cercanía a las cataratas, pero la oferta aquí es muy distinta.
Vino, buena gastronomía, compras en tiendas preciosas y alojamientos mucho más
personalizados. Nosotros tuvimos la suerte de llegar a primera hora, con la
ciudad despertando, porque desde temprano hay decenas de autobuses que también
paran aquí.
Un paseo bastante completo no os llevará más de una hora.
Es tranquilo y distinto. En el distrito histórico las calles que rodean Queen y
King concentran la actividad comercial. La ciudad cuenta también con un popular
festival de teatro, un par de sitios históricos, ya que ha sido sede de
cruentas contiendas, grandes miradores al río y al lago, y bodegas, muchas
bodegas.
Hay flores por todas partes, una estatua a George Bernard
Shaw y edificios muy cuidados. Y es que Niagara-on-the-Lake cuenta con una
riquísima historia que sus ciudadanos te pueden descubrir. Tiene unos 13.000
habitantes, muy dispersos y lejos del tumulto de las cataratas este es un gran
remanso de paz.
Recorrerlo es bastante fácil. No te pierdas la enorme
concentración de bed and breakfast y mansiones de lujo en las afueras, en
particular junto a la playa de Mississauga, que cuenta con campo de golf y unas
espectaculares vistas. Un lugar perfecto para complementar nuestra escapada a
las cataratas.
Pues esperamos que te haya gustado nuestro recorrido y
que te empuje a cumplir el sueño de visitar las cataratas del Niágara. El
espectáculo es tan grandioso que es imposible que te arrepientas. Y por
supuesto si necesitas cualquier aclaración o consejo, aquí estamos para ayudar
en lo que podamos. No dudes en escribir o ponerte en contacto con nosotros.
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